Viaje apoteósico y extremo. Nunca es tarde para visitar por primera vez la mayor isla volcánica del planeta.
Un destino siempre muy apreciado por viajeros: Islandia es una isla donde el hielo y el fuego se funden entre volcanes en erupción, grandiosas lenguas glaciares, icebergs a la deriva, geiseres en ebullición, vigorosas cascadas, lagos termales, ballenas, frailecillos y coloridos pueblos pesqueros.
Me considero un tipo “disfrutón” e Islandia por ello ha entrado de lleno y por pleno derecho en mi Top 10 de países visitados (55).
Trabajé a fondo el itinerario calculando distancias y tiempos, para tratar de abarcar lo que me más interesaba, con muchos “soportes” en el diseño: mis propios intereses y mi experiencia viajera, el tiempo disponible, el clima/meteorología, improvisación, coste, lógica de rutas y distancias, diversificación (no repetir actividades demasiado parecidas)… y la época del año, que incentiva o desincentiva, incluso imposibilita, visitar ciertos lugares de Islandia.
Debes ir muy bien equipado porque, vayas cuando vayas, te puede pasar de todo: yo he pasado verdadero miedo con fortísimas ráfagas de viento de más de 80 km/h que me arrastraban y golpeaban el coche con extrema violencia, he visto lluvias torrenciales y después un sol fabuloso junto a un arcoíris. Las temperaturas han oscilado entre los 3º y los 14º.
Para nada sobrevalorado como destino en global, sí quizás lo pueden estar algunas de sus atracciones, lo cierto es que Islandia vuelve a estar de moda...
Los islandeses han sido los primeros en abrir las fronteras al turismo de viajeros vacunados y así lo reflejaban ya sus datos de junio 21, con un incremento de turistas de más del 600% con respecto a 2020.
El paisaje en la carretera es siempre súper entretenido: inmensas montañas con ovejas y caballos de pelaje largo y sedoso pastando. Musgos y hierbas aferrándose a paisajes volcánicos, imposible nada tan pintoresco, con permiso de mi querida Nueva Zelanda que estuvo en mi cabeza permanentemente durante todo el viaje: las similitudes son muy evidentes. También me recordó mucho a la zona del Desierto de Danakil, en Etiopia, por la actividad geotérmica… y, por curioso que parezca, también a veces bastante a Asturias, otro impresionante paraíso natural que me venía a la cabeza en no pocos momentos...
Islandia te embriaga con su naturaleza muy extrema y virgen y sientes toda la fuerza de los elementos. Manos al volante (turnándome con mi hija), motivado y disfrutando, he contemplado vistas únicas, muy espectaculares, cataratas espeluznantes que te dejan sin aliento (hasta no verlas de cerca no te las imaginas), lugares recónditos y bastante frío.
Y un viento que, debo decir, con una fuerza tan inusitada y violenta, me puso en riesgo en varias ocasiones en las que me atreví a adentrarme por caminos y rutas consciente del peligro real que me rodeaba. Nunca he visto nada parecido ni creo que vaya a ver semejante fuerza de la naturaleza. Pienso en lo vivido en la Cascada Skógafoss, en el volcán Fagradalsfjall o en el Acantilado de Dyrhólaey y no sé ni cómo me atreví a salir del coche para sacar fotos y vivir experiencias extremas que no estaban bajo control. Tremendo, pero alineado con lo que uno esperaba de Islandia por lo que había leído. La majestuosidad y la "fuerza" de Islandia me han hecho sentirme muy vivo.
Te animo a conocer mi intensa experiencia en 8D/7N, en la que en 1.850 km he recorrido en 4x4 lo más relevante de esta isla indómita de naturaleza brutal.
Un viaje en el que, sin duda, algunos videos cobran mayor protagonismo que las fotos.
Lo contaré en 3 apartados: