Visité Atenas en 1.988. 33 años después, he regresado por una carambola viajera.
Tras un vuelo desde Madrid de 4h, redescubrí, con muchísima mayor percepción e interés viajero, una ciudad encantadora. Estuve 3D/2N antes de volar a Abu Dhabi, para evitar allí una cuarentena por Covid-19, desde donde –tras 4D/3N- volé por fin a la isla de Socotra (Yemen), objetivo de este viaje “3 en 1”.
La historia de Atenas, capital de Grecia, se remonta a más de 3000 años atrás, y la ciudad floreció durante la antigüedad clásica.
El patrimonio que se conserva de esa época es su principal atractivo, pero no el único. Atenas es más que una reliquia de su glorioso pasado, hoy en día es una ciudad de unos 4 mill. habitantes (Grecia tiene 11 mill.), bulliciosa y llena de vida que ofrece una enorme cantidad de ocio y cosas para hacer y visitar.
Pasó 400 años en poder de los turcos… y eso se nota bastante.
Es una ciudad grande, muy agitada y con merecida fama de algo caótica. Es cuestión de gustos pero a mí me ha atraído su energía, con un ambiente que resulta más divertido que otras “ciudades museo” como Roma. Su puerto, El Pireo, es de los más importantes el mundo y de él parten los ferries a las islas griegas.
La visita a Atenas cuenta con atracciones culturales muy sorprendentes.
La Acrópolis es una de las ruinas antiguas más impresionantes del mundo, una delicia. Además hay otros encantos que esperan ser descubiertos como sus iglesias bizantinas que se encuentran repartidas por toda la ciudad, o los bonitos
barrios de Plaka y Anafiotika con sus casitas y calles angostas, o
Exarchia, el barrio de los grafittis.
Tampoco hay que perderse un paseo por la Atenas más moderna y visitar la Plaza Syntagma. Propio de una urbe tan turística, toda la cartelería exterior en calles y atracciones está en bilingüe (griego e inglés). Ya en 1.988 comprobé que las películas extranjeras en TV no las doblaban, solo las subtitulaban en griego… lo que puede explicar el razonable conocimiento del inglés de los griegos, algo que también pasa en Portugal.
Si tuviera que definir a los griegos, muy majos, ciertamente encantadores y amables, diría que serían una mezcla de españoles y portugueses, con un "toque" turco.
El espíritu de sus calles, vital, acogedor y colorista, hace que se sientas muy a gusto. Ciudad cosmopolita, mezcla de distintas culturas y gentes que a través de los tiempos dejaron su huella, es ya por sí sola un motivo potente para un viaje a Grecia.
Los precios me parecieron en general baratos (por fin!): después de Islandia, me lo merecía.
Además puedes ver acceder a ver el resto de este viaje que me llevó también a Abu Dhabi y a la isla de Socotra (Yemen)
Te cuento lo que hice.