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13 marzo 2019

ETHIOPIA 2019 april


Emocionante y definitiva para un viajero. El África negra siempre te marca y Etiopía, tan variada y tan auténtica, te deja huella. Me ha parecido un país realmente asombroso, cargado de sorpresas, muy singular y con una enorme personalidad: nunca ha sido colonizado.

Un viaje extraordinario de 2 semanas que, bajo cualquier óptica, me ha resultado fascinante. Y además es un destino muy seguro.

Además de aventura a raudales, he tenido un aliciente adicional como en Irán: me atrae la mucho geopolítica, que explica tantas cosas. Y es que la influyente Etiopía, con eternos problemas étnicos, está en medio del “Cuerno de África”, una región convulsa y hasta hace muy poco una de las zonas más inestables del continente.

Cada vez me gusta más tratar de “conocer” antes los países que voy a visitar, “complicarme” un poco la vida y no quedarme solo en la primera capa. Sigo aprendiendo y disfrutando mucho en mis viajes.

La historia de Etiopía, el único país que siempre se ha mantenido cristiano en África en un contexto de países islámicos, está fraguada en torno a dos centros religiosos principales: Axum, la antigua capital, unida por la leyenda a la reina de Saba y a El Arca de la Alianza, y Lalibela, la ciudad santuario del siglo XII. Ambos lugares poseen un legado histórico y artístico brutal, y son Patrimonio de la Humanidad.

Leyendas e historias se mezclan con la tradición religiosa etíope creando un excepcional mosaico, muy interesante de conocer.

Por circunstancias he viajado de nuevo en solitario, al igual que al espectacular Irán donde fui por libre el año pasado.

Y ha sido también, como ya lo fue en Myanmar, Mozambique, Camerún, Madagascar, Benín y Unguja (Zanzíbar), otra gratificante experiencia solidaria: llevé un maletón con ropa, juguetes, material escolar y, esta vez, también médico.

Unos 30 kg. extras a sumar a mi equipaje habitual (unos 15 kg.). Muy cargado pero muy feliz. Allí, era un “farányi” (o “farányo”): extranjero o blanco. Los niños te lo dicen sonriendo para llamar tu atención y así sonreírles tú también y darles o chocarles la mano… lo agradecen mucho. Eres novedad!.

Dentro de todo lo vivido en Etiopía, me relamo recordando muchas experiencias, entre las que destaco solo unos pocos “highlights”, como haber trepado y descendido con cuerda paredes, bastante acojonado, para alcanzar por escarpados senderos dos de los más inaccesibles y mágicos monasterios de la región de Tigray, como Abuna Yemata Guh (siglo V) a 2.600m y Debre Damo (siglo VI).  Aún no me creo haberlo hecho.

Haber estado en el Danakil, impactante depresión volcánica y haberme bañado en un agujero abierto bajo un desierto de salen el punto más profundo del continente (a menos 130m). Haber dormido a la intemperie en el desierto en un campamento de la legendaria etnia Afar. Haber hecho trekking a 3.900 m en el Parque Nacional de Simien rodeado de monos babuinos gelada. 

Haberme adentrado en los templos y pasadizos de las impresionantes construcciones monolíticas del siglo X excavadas en roca en Lalibela, o haber viajado por el tiempo callejeando por la musulmana y adictiva Harar, dando de comer a hienas salvajes.

Todos han sido momentos impactantes -junto a memorables amaneceres y puestas de sol- que tengo ya grabados a fuego y que constituyen nuevas experiencias a integrar a mi hoja de ruta viajera, con 52 países a mis espaldas, que me impulsan a continuar buscando experiencias y atmósferas similares, con un cierto grado de implicación: seleccionando destinos con exigencia y sabiendo dónde me meto para así disfrutar más de cada instante, sin frivolidades, aunque también siga compaginando con otros viajes de perfil más "turístico". Todo cabe.

Dejo, como siempre, un vídeo del viaje donde se ve mucho mejor la intensidad de las experiencias, pero lo he partido en dos:

https://youtu.be/40kVtgnIZ5M (Labibela y Harar) 

Un país memorable y deslumbrante que no podría dejar indiferente a nadie.


Comienza la aventura.

No demasiados países en el mundo son capaces de ofrecer al viajero semejante abanico y variedad de vivencias.

Leerás en muchos sitios que Etiopía es uno de los países más bonitos de África, con unos paisajes extraordinarios. Y vaya si es verdad. Pero hay muchas más cosas que la pueden hacer verdaderamente imprescindible para quienes cada vez más vamos seleccionando destinos que ofrezcan vivencias auténticas y experiencias impactantes.

La gente, las sonrisas de los niños, los caminos, los mercados, unas maravillas naturales de primer orden y una historia impresionante: pocos saben que la tradición cristiana de Etiopía es una de las más antiguas del mundo, o que el país posee también uno de los patrimonios arqueológicos más extensos del mundo.
Casi nada!.

Y con más 150 tribus y etnias. Muchas de ellas milenarias… y algunas casi pre-históricas.

Por primera vez, he querido esperar un mes antes de ponerme a escribir este post para tratar así de rebajar un poco el furor… y “reposar” entusiasmo.

Un recorrido de 14 días en el que he totalizado 2.000 km. en coche y 4 vuelos internos.

Un viaje quirúrgico y algo “a la carrera”, duro pero aun así relajado. He descansado. 
Cómo es posible?, sencillo: comienzas pronto el día con un super-desayuno antes de una caña sin tregua, y luego ya descansas tranquilo por la tarde/noche disfrutando de lectura en los hoteles, wifi si hay, unas cuantas cervezas frías, revisando fotos y preparando el plan del día siguiente o teniendo amenas conversaciones con otros viajeros en tu hotel.

Solo hay que estar un poco en forma, y yo he descubierto que lo estaba (lo suficiente). Además, dejé de fumar hace casi 5 meses y he empezado a notarlo.

Lugares con un magnetismo tremendo a los que, aun siendo paraísos fotográficos, a veces he llegado, me he sentado y he contemplado, sin pensar en disparar fotos.
La inaccesibilidad y el gran esfuerzo realizado por alcanzar algunos sitios, ha tenido siempre una impresionante recompensa.

Seguro que alguien estará esperando que lo aborde: Etiopía ha sido víctima de recurrentes y severas sequías, entre las que destacan sobre todo la de 1973-1974, que contribuyó a la caída del emperador Haile Selassie, y la más cruel de 1984-1985, que terminó en una hambruna que se calcula acabó con la vida de casi un millón de personas, en parte debido a la horrorosa gestión del régimen comunista del Derg, en el poder entre 1974-1991, que culpó a la sequía mientras ellos compraban más armas…, lo que hizo que se desencadenase la famosa iniciativa Live Aid, con Bob Geldof al frente.

Probablemente por tanto tengas en la cabeza una imagen estereotipada de sequía muy severa y tierras estériles y, por ello, sed, hambruna, enfermedades y… muerte. Olvídate. Las cosas han cambiado afortunadamente.

Pero no podemos bajar la guardia porque siguen en emergencia. Aunque hoy es ya es el país africano con la economía que más rápido crece del continente, se dice que casi un 10% de la población (y hay más de 100 millones) aún pasa hambre.

Por ello hay muchísimas ONGs y decenas de países, involucradas en proyectos humanitarios que buscan “generar capacidades”, permitiendo a los pastores diversificar sus medios de subsistencia (con semillas mejor adaptadas a la sequía, herramientas y técnicas de agricultura, o cómo y cuándo hacer heno para el ganado), lo cual incrementa sus ingresos y les puede garantizar tener agua y comida suficientes.

Es bueno que lo sepas (y también que trates de ayudar si puedes): otro tipo de ayudas consisten directamente en “salvar vidas”, con la distribución de complementos alimenticios para madres y niños, rehabilitación de embalses, apertura de pozos y desarrollar la producción de más ganado. Tanto por hacer y en medio de una urgente reconciliación nacional, es tarea complicada. 
La escasez de lluvias y lo errático de las estaciones, tampoco ayudan. No es un buen panorama, pero hay motivos para la esperanza. 

Antes de viajar me informé bastante sobre la situación del país y también sobre su “oferta” viajera.   
He querido probar bastante “fuera de ruta”, porque es notorio que en Etiopía las agencias llevan a casi todos los turistas a los mismos sitios. 

Y he querido ver "de todo". En ocasiones me he visto rodeado de desesperanza y desasosiego (niños gritándote "water, water" por la carretera, en la zona del Danakil, me pareció bastante impactante) y también de pobreza dura en Harar.

Creo que hace muchos años ya que he dejado de "estar en babia" y también por ello soy consciente de que necesito seguir viendo de cerca situaciones humanitarias extremas, o simplemente complejas, para ayudar y también para mantener una actitud crítica y reflexiva sobre el mundo occidental.


Afortunadamente en Etiopía he visto también muchas sonrisas y ganas de vivir.  Y es que el África negra es maravillosa, me conmueve y es una medicina periódica que mi mente necesita para no olvidar nunca lo afortunado que soy. Que somos.



Etiopía ha podido ser una especie de cocktail con Benín, Irán y Nueva Zelanda como ingredientes principales. 

Tengo mucho que contar y mostrar. Especialmente a mentes inquietas, curiosos y viajeros potenciales.

Es un destino muy potente que permite cumplir muchos sueños en un solo viaje, entre ellos la entrega de material solidario.

En este nuevo post podrás ver una radiografía actualizada de este país tan fascinante y de las extraordinarias experiencias que he vivido, desde una visión particular, crítica y como siempre sin ambages.

Por su extensión he estructurado el post en diferentes bloques que creo necesarios para destripar dos semanas muy intensas y tratar de entender mejor Etiopía... pero siempre puedes quedarte solo con las fotografías. Hay muchas.



1. MIS SENSACIONES
2. LO QUE NO HICE
3. ALGUNAS GENERALIDADES
4. LAS OPCIONES DE VIAJE
5. LA CARRETERA
6. LA CONTRATACIÓN
7. LA SEGURIDAD
8. LA GENTE
9. LA HAMBRUNA Y LA POBREZA
10. LO ÉTNICO Y LA POLÍTICA
11. LA GEOPOLÍTICA
12. LA RELIGIÓN
13. EL TURISMO
14. EL ITINERARIO: LAS EXPERIENCIAS


1. MIS SENSACIONES

He estado 2 semanas "en mi salsa”, hablando con mucha gente y tomando como siempre muchas notas de todo lo que veía y oía. Y me ha parecido un mes, y por ello no sé si hubiese estado mucho más tiempo. A lo sumo una semana más. Me suele pasar esto.

La desconexión e implicación estaba siendo ya brutal en los últimos días y creo que había cumplido todos mis objetivos, por lo que –sumado al handicap coste / beneficio – con más de 3 semanas en Etiopía se me hubiera encendido ya el “piloto (mental) de emergencia”.

Con tan solo 1 hora de diferencia con España, prácticamente cada día durmiendo en un lugar diferente, y haciendo cosas muy distintas, agradezco sobremanera seguir viajando de nuevo de una manera flexible, con tiempo para hacer cambios en el itinerario previsto e improvisar... aunque también sufrí una cancelación de un vuelo interno obligándome a dormir una noche en lugar diferente (Addis) al previsto (Harar). Pero en el "global" todo ha sido muy satisfactorio, reto que era difícil de conseguir: a semejante abanico de actividades, más posibilidades de que algo se pudiese torcer. Pero no.

Un destino con firme derecho a pódium en mi historial viajero y es que cuando creía que, por extensión, muchos de mis nuevos destinos podrían ir respondiendo, en cierta medida, a cánones ya vistos, de repente aparece Etiopía y me rompe los esquemas: otro super-viaje.
De los “Grandes”. Genial.


Y como en otras ocasiones, y siento discrepar con algunos, la guía Lonely Planet me ha parecido imprescindible (si quieres concentrar información fiable, detallada y amena) para visitar Etiopía, como ya lo fue en Irán. La información, muy bien estructurada y completa. Y además en español. Sin duda mereció la pena comprarla (24 eur).

Olvídate de algunas críticas de que esta guía está (editorialmente) más pensada para turistas “americanos o australianos”. No es para tanto. ¿Cómo dar en el clavo en una guía internacional, satisfaciendo la idiosincrasia de todos sus lectores?. Complicado.

Quédate con la inestimable ayuda que supone el tener en una sola guía “todo” lo que objetivamente (y sin la pasión o exageración de un guía local) necesitas saber como mínimo de un país tan grande, con mapas, su Historia, explicaciones, direcciones y recomendaciones interesantes.

Te lo cuenta (casi) todo y tú, también con algo de intuición, solo has de valorar cómo actuar, desde un plan o un paseo, un restaurante, un bar, una excursión,... 

Me mojaré y diré más: si la guía es además relativamente reciente, te puedes encontrar incluso con que hay lugareños, y hasta algunos guías locales, que desconocen bastantes sitios, su horario, enfoque, ambiente,… y que aparecen recomendados con razón.

Todavía recuerdo en Tana (Madagascar) los increíbles garitos a los que pedimos a nuestro guía local que nos llevase de noche, ante su perplejidad…

En ocasiones, si un país es demasiado grande y solo vas a visitar una zona muy localizada, recomiendo descargar el/los capítulo/s en “pdf” (y en inglés), desde la propia web de Lonely Planet, incluso a veces más actualizados que la propia guía a la venta.


Otros apoyos habituales que he tenido, además de mis dos “chicas” (una GoPro Hero 5 Black y la fantástica y reputada Panasonic Lumix DMC-LX15) y un resolutivo iPhone XR que también graba videos en 4K, dispara fotos informales con una calidad inusual y en el que mantengo instaladas algunas aplicaciones imprescindibles para viajeros que hace años decidimos no llevar ya mapas físicos.

Y que son las de mapas off-line (sin consumo de datos) de Google Maps y de Maps.me (imprescindibles para saber dónde estás, cuántos km. te faltan, o “por dónde se vuelve al hotel”) y la aplicación “Brújula” (que por primera vez he utilizado como nunca) para saber siempre la altitud a la que me encontraba: increíble su exactitud, tanto en los 3.900m alcanzados en Simien, como a -130m en Danakil, bajo el nivel del mar).

Luego, con el “viejo” programa de Picasa, puedes ver el mapa de Google, dónde has tomado todas y cada una de las fotos gracias al GPS integrado en las cámaras; con esto recuerdas lugares con exactitud… algo que en un road trip me resulta fundamental.





2. LO QUE NO HICE

No fui a ver el Sur (dicen que espectacular y muy basado en una sorprendente diversidad de etnias y tribus) ante recientes, y coincidentes, críticas de algunos viajeros sobre la actitud de ciertas tribus –no todas- con el turista, gradualmente encaminada a verlo cada vez más como un "dólar con patas", demandando dinero rápido y fácil (mucho o poco, me da lo mismo) por cada "click" fotográfico realizado a “guerreros” posando, que se pintan cada mañana más como un "trabajo" (que como un ritual milenario) y que poco a poco está cambiando su forma de vida por el contacto diario con cientos de turistas en busca de la mejor foto ("para qué trabajar la tierra y el ganado, si con las fotos ganamos mucho más dinero").

Si es posible, siempre prefiero más un contacto más humano y cercano con gente local… “sin disfrazar”, que experiencias antropológicas en las que su autenticidad pueda perder enteros en medio de visitas mercantilizadas y cuyo carácter original puede terminar siendo una broma (pensemos en los “guerreros” Massai de Kenia y Tanzania, algunos con un móvil mejor que el tuyo).

Algunas de esas tribus etíopes compran alcohol (ya lo vi con los bantús en Camerún) e incluso armas con el dinero directo recibido de los turistas… aunque me dijeron allí que, en su pellejo, probablemente es “lo que deben hacer” para defenderse de los ataques, no poco frecuentes, de otras tribus vecinas. No me meto, habrá de todo, pero no quise verlo, porque imaginaba mi reacción. 
Quizás yendo 3 semanas podría ser una opción complementaria y emotiva… no lo sé. 

Lo que sí sé es que en general las agencias no te advierten de esto… o lo minimizan: su objetivo es poner en valor toda la oferta turística del país por igual y ofrecerte diferentes y variados paquetes o circuitos.



Tampoco visité la zona del Lago Langano, de camino hacia el Sur, en el Valle del Rift, que es la punta del iceberg de una falla geológica de dimensiones descomunales. 
La exclusividad del turismo que recibe este paraíso, ideado más para gente que piensa más en relajarse, me tiró de inicio un poco para atrás aunque, con días adicionales, hubiera podido ser un merecido “descanso del guerrero” como breve punto final y que ya he practicado en otros lugares…

Por otro lado, calificativos algo equívocos como "cultural", "monumental" o “circuito histórico” para referirse a los destinos en el Norte de Etiopía, pueden confundir a turistas poco informados
En mi caso –con experiencias étnicas verdaderamente auténticas en Benín y Camerún- no tuve ninguna duda en concentrarme en el norte y el sureste (Harar), más aun disponiendo de solo 2 semanas.
Todo es respetable, sé de lo que hablo. Habrá opiniones, es cuestión de gustos y de las experiencias que ya acumules y, sobre todo, las que hoy vas priorizando cuando viajas.


Y una pena, lo intenté pero no pudo ser: ir a Djibouti (Yibuti), destino “cercano”, algo hostil pero super-interesante y con excelentes críticas de viajeros que han buscado experiencias diferentes y extremas, incluída la posibilidad de ver el tiburón-ballena.
Es un paraíso geológico excepcional, con paisajes lunares, lagos de sal y playas desiertas, un país islámico sin apenas tierra arable, sin una gota de petróleo ni un metro cúbico de gas que extraer, pero con una localización estratégica que es el motor de su economía.

Lo deseché porque me resultaba muy caro (hablamos de 400 eur/día solo por alquilar un 4x4 con conductor), y hoteles mediocres muy subidos de precio también.
La seguridad además allí no debe ser tan buena como la de Etiopía y, entre el vuelo y otros gastos, al final me implicaba un esfuerzo económico desproporcionado para una apurada extensión de 3D/2N. Y creo que no ameritaría ir ya solo a Djibouti ad-hoc: o lo combinas con Etiopía o ya es muy complicado ir (salvo exigentes divers en busca de buceo con ballenas). Qué pena...
(Fotos de Djibouti de Internet)


3. ALGUNAS GENERALIDADES

Con la extensión de España y Francia juntas, Etiopía -antiguamente llamada Abisinia- tiene algo más de 100 millones de habitantes (y el 80% vive de la agricultura). 
Es el segundo país más poblado de África tras Nigeria (190 millones) y por delante de Egipto (menos de 100 millones).

Hay mucha pobreza, necesitan mucha madera para construir casas y muchos organismos internacionales ayudan a Etiopía desde hace mucho tiempo.

Según la OMS, la esperanza “media” de vida está en 65 años (puesto 141 de 183 países), lo cual parece “mucho”, por lo que me quedo quizás con un informe de la CIA de 2012, que la rebaja hasta los 55. Me cuadra más.


Es el país africano con mayor número de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (9, más otros 5 en evaluación) y, tras Armenia, es la segunda nación más antigua del mundo en haber abrazado el cristianismo.

También es además la única nación africana que nunca ha sido colonizada por una potencia extranjera.
Es un pueblo patriótico y orgulloso... y por cierto es un lugar "sagrado" para todos los rastafaris del mundo. Pero esto igual no lo sabías…

Es una República Federal Democrática. La gente ya ha aceptado la cultura del trabajo y se está invirtiendo mucho. El mercado inmobiliario está en auge y dicen que seguirá así durante un tiempo.

Poseen un calendario único que tiene 13 meses (12 meses tienen 30 días y 1 mes tiene solo 15 días). Su año comienza en nuestro 11/Septiembre.

Tienen un sistema horario diferente (6 horas menos, ojo) y hablan 83 lenguas y 200 dialectos diferentes, aunque el “Amhárico” es la lengua oficial y cuyo alfabeto de hace más de 2.000 años no se parece a ningún otro: no tienen escritura, son símbolos (y cada símbolo es una consonante y una vocal).


Vaya lío!, es lo que lo que tiene que nadie les haya colonizado nunca...


La comida y la bebida es ciertamente muy barata (puedes comer, y beber, en un sitio excelente por 6 euros).
Viajar en bed and breakfast te posibilita comer y/o cenar en los mejores sitios en ruta, algunos muy buenos. Casi toda la comida es bastante picante... 

El plato más popular es la injera, una especie de torta esponjosa hecha con harina de un cereal llamado teff, calentada en un gran plato redondo sobre ascuas, y donde se colocan diferentes guisos de carne, verduras, queso, legumbres, ensaladas, purés... Como casi todo en Etiopía, se come con la mano (derecha, a poder ser!).

También puedes comer cabra, pollo o ternera, pinchos morunos y, solo en sitios de mucha confianza, puedes pedir hamburguesas: son deliciosas. 
Hay también mucha “pasta” (influencia de Italia).


 



Como siempre, llevé un montón de embutido envasado al vacío y bolsas de frutos secos.
"Te salvan la vida" y su valor allí se multiplica!.
He bebido mucha cerveza. Hay más de 15 diferentes, todas locales y muy ricas. Las más famosas son Walia, St. George, Harar y Dashen. Las de 1/3 cuestan unos 25 birs (80 cents.), y siempre heladas…. hasta en los lugares más cutres. 
También producen vinos de baja graduación en el Sur (Valle del Rift), tintos (cabernet sauvignon) y blancos (chardonnay). Ricos aunque (a ver...) sin más.


¿Sabías que la planta del café fue descubierta en Etiopía?. Forma parte de su identidad cultural: les encanta. El café etíope es muy valorado mundialmente, incluso por encima del colombiano o del jamaicano. Y supone el 60% del total de exportaciones del país.

Es delicioso, la verdad. No sé los que me pude tomar... ellos lo consideran un tesoro. Traje un montón de paquetes de la marca “Tomaca”, considerada localmente sin duda como la mejor.

La (famosa) “Ceremonia del café” es un curioso ritual diario en el que te relajas tomando un café tras ver cómo lo han preparado (suelen ser mujeres) y cómo lo van sirviendo (5 ETB= 15 cents)… Lo que resulta raro es que se sirve en pequeñas tazas sin asas y que lo acompañan con palomitas dulces aparte (que no pegan ni con cola). Esparcen hierbas aromáticas por el suelo, queman incienso y sándalo, hay un pequeño brasero, tuestan los granos verdes, los muelen... es una gozada verles tan concentrados y respetuosos con esta ceremonia. Se toman 3 tazas, que van bajando en intensidad…


Y qué decir del "chat" (también conocido como qat, cat, tschat o miraa), especie de droga alucinógena suave que se consume de manera generalizada: es el deporte nacional después de comer. Es ilegal en España.

Etiopía es el principal productor del mundo de “chat” y la exportan a Djibouti y Somalia (pude ver en Bahar Dar, donde la compré, pero sobre todo en Harar, enormes camiones cargados de chat). Son unas hojas verdes blandas que se mastican y se van acumulando en un lado de la boca.

Dicen allí que les da lucidez, energía, que les despierta y también que les quita el hambre... incluso que puede ser afrodisíaco (venga ya!), pero a mí me dio diarrea dos días, como a muchos otros viajeros. Pese a ello me arriesgué porque no hay mal que por bien no venga. Sin más, es como el mate de coca que tomé en Cuzco y Macchu (Perú) para el mal de altura... por cierto con mediocres efectos.


El (obligatorio) visado de entrada a Etiopía se puede sacar en el aeropuerto internacional al llegar pero recomiendo obtenerlo antes on-line: 52 usd (aprox. 40 eur) pagando por internet con tarjeta, y te libras así de tremendas colas (parsimonia africana) al llegar. https://www.evisa.gov.et/#/tourist-visa.

Yendo desde España no hay vacunas obligatorias, más allá de la necesidad de tener al día las de la Hepatitis A y B, Fiebre Tifoidea y Tétanos. Si viajas regularmente, esto lo tienes ya controlado. La malaria, por encima de los 2.000m, no te debe preocupar.

Una curiosidad, me dijeron que si compras un coche hoy en Etiopía (son muy caros, por ser importados y por los impuestos), a los 4 años lo puedes vender por el mismo precio: apenas se devalúan...

La moneda, el Birr etíope (ETB) tenía un cambio de 100 ETB = 3,2 eur. Los billetes locales están muy “cochambrosos”, así que es importante lavarte las manos después de manejarlos… y además has de gastarlos todos antes de salir del país: en el aeropuerto de Addis no te los aceptan ni en tiendas ni en agencias de cambio. Por cierto, aprovecho: aunque esperable, al dejar el país, los precios en el aeropuerto, todos en usd y triplicando el precio de fuera. Un robo.

El clima es muy variado y sería largo de explicar pues el calor y las lluvias dependen mucho de la época y de la variada orografía del país, pero en términos generales podríamos decir que la temporada seca va de Octubre a Mayo, y la húmeda de Junio a Septiembre. Etiopía tiene una meseta central con altitudes que oscilan entre los 2.000 y 3.000m, y en el norte y centro hay más de 25 montañas que superan los 4.000 metros. No hay malaria en estas zonas.

La mejor época para visitar Etiopía es de octubre a marzo, cuando las temperaturas no son tan extremas aunque por la noche refresque bastante.

Diré que el calzado ha sido muy importante, cómodo pero resistente, y también la ropa, ligera y fresca, solo con necesidad de un forro polar en algunas zonas como en Simien por la noche.


4. LAS OPCIONES DE VIAJE

Hay muchas "Etiopias" diferentes, el país es enorme y por tanto hay también muy diversas experiencias posibles que pueden satisfacer cualquier expectativa. Perfecto, verdad?, por tanto todo dependerá de:

- tu presupuesto,
- si vas o no por agencia (y su mayor o menor implicación)
- si vas solo o en grupo organizado (con éste último, más barato aunque menos flexible e interesante si el grupo es heterogéneo),
- de los días disponibles (yo estuve 2 semanas completas, hay quien va un mes y hay quien trata de ver algo en tan solo 1 semana, claramente insuficiente),
- la época del año elegida (en nuestro verano, allí podrás estar a 50 grados tranquilamente y hay que seleccionar el itinerario en función del clima en cada zona; por ejemplo, cuando en Lalibela diluvia, olvídate de ver nada: las iglesias están rodeadas de agua),
- el itinerario de “tu interés" (es fundamental que conozcas previamente todas las opciones, lugares y/o circuitos que existen, porque hay de todo y para todos y es bueno poder diseñar qué te apetece más hacer y ver: el alcance determina el precio),
- la valoración que des a ver más rápido algunos lugares para así ganar tiempo (“por qué estar dos días si lo puedo ver en uno?”). Yo soy de esos.
- tu preparación física (anduve algo justo en las escaladas en Tigray, por haber concentrado en los 2 días previos un inesperado sobresfuerzo) y en definitiva,
- tus ansias de aventura y “necesidad” o predisposición para meterte de lleno en un país y dejarte sorprender de verdad, vs. lo que sería un viaje, digamos, más “tranquilo” y relajado (que por supuesto también es posible hacer...), por eso es bueno informarse de todas las opciones.


Aquí verás ejemplos de solo 4 posibles itinerarios...
 
 

Por tanto, son varios los ejes a considerar pero en definitiva éstas son siempre las cuestiones que determinan cómo debes abordar cualquier destino.

Como ejemplo, hay quienes visitan Etiopía y quieren estar 4-5 días de trekking en las Montañas Simien… durmiendo en tiendas de campaña. Yo no concentraría tantos días en eso ni aunque fuese un mes… Vivan los trajes a medida!

Y solo como reflexión. Viajar en grupo organizado a veces puede implicar no dejar de hablar de problemas que hemos dejado en otras partes del mundo (p..e. solo de España, si viajas con españoles). 

En mi opinión, puede que no desconectes del todo y no maximices una experiencia viajera que a priori debería estar acompañada, en algunos países, de un necesario cierto “aislamiento”. Cada uno somos muy distintos y no todos pensamos igual. Por ello, el conectar bien o no con compañeros de tu mismo grupo, puede hacer que disfrutes más… o menos del viaje. Para mí es un riesgo a evitar (viajes con buenos amigos, al margen claro).


Por otro lado, muchas de las cosas interesantes para ver están en la propia ruta, por lo que precisas de flexibilidad en las paradas, y el transporte público a veces no es una buena opción.

Por otro lado, en viajes de 14 días o menos por Etiopía no puedes perder el tiempo especulando con el transporte por carretera porque los vuelos internos posibilitan ganar mucho tiempo para los trayectos más prescindibles, que los hay.

Y otros, claramente recomendables, hay que hacerlos en coche sí o sí. Por eso es bueno informarse antes o pedir consejo.


Por último, alquilar un coche es poco recomendable: es muy caro y, en caso de accidente, imagínate el problema con el idioma y con la policía…


5. LA CARRETERA

Adoro los road trips (Nueva Zelanda, Australia, Benin,…), pero conducir -que me encanta- es peligroso en Etiopía, y mucho más aún de noche. 
Además de no haber iluminación, las carreteras –casi todas construidas por empresas chinas- no están señalizadas y, aunque hay muy poco tráfico, están siempre llenas de gente caminando en ambos sentidos y haciendo auto-stop, sin olvidar que hay muchos animales (vacas, burros, ovejas y cabras) que se cruzan permanentemente o incluso se paran en medio de la calzada.


Confirmo que la oveja es “el animal más tonto del mundo” (sus ansias suicidas e indiferencia ante el peligro de los coches no tienen parangón en la naturaleza). Después, van la cabra y el burro. 
La vaca es más lista... jaja pero sigue siendo un grave peligro. Si atropellas un animal en Etiopía es "siempre" culpa tuya (del coche). Cuidado con esto. 
Por cierto que allí casi todas las vacas son de raza cebú y apenas dan leche.

Por otro lado, ir de copiloto es siempre una gozada y el charlar con conductores y guías va a proporcionarte una visión muy cercana de la realidad del país. Aprendes mucho. Yo además he recuperado un nivel de inglés muy notable gracias a estarlo practicando por obligación durante 2 semanas. Cuesta un poco entenderles... eso sí.


Una curiosidad: hay bastantes ciclistas por la carretera. Y mucha montaña, ufff.



Algunos trayectos son largos (por ejemplo, calcula unas 6h para 300km) aunque nunca te aburres, todo lo contrario, como en todos los países que conozco del África negra. Es lo mejor. Los 4 conductores que me puso Birana Tours eran serios, profesionales y fiables por lo que, si quieres, puedes echar una cabezada mientras ellos conducen: viajas tranquilo. Y además, yendo solo, paras cuando y donde quieres. 
Esto tiene un precio, las agencias lo saben y Etiopía no es barato. Pero merece la pena 100%.













A las carreteras sin asfaltar les llaman “Africa massage” (cachondos…).


La gente deambula por los arcenes de las carreteras, generalmente asfaltadas, con enormes bidones amarillos, andando decenas de kilómetros para llevar agua a sus casas desde pozos lejanos y muy dispersos. Ves todo el rato a cientos de niños que van o vienen de sus colegios, de mañana o de tarde. Carreteras por las que muchos caminan acompañando a pastar a todo tipo de ganado, y donde ves también muchos niños pastoreando en solitario.
La escena se torna algo dramática a veces, por el aislamiento, la sequía y las distancias a recorrer… en medio de la nada.

También es habitual ver controles de carretera, aunque pocas veces nos han parado. No suelen ser siempre militares o policías, sino civiles armados o “rangers” que, controlados por los gobiernos regionales, cumplen con la función de vigilar movimientos de contrabando y/o gente sospechosa.  

Recelos étnicos también tienen que ver con esto. Pero tú te sientes muy seguro, es todo normal, caras agradables,…en ningún momento sentí inquietud. Contado suena peor de lo que probablemente haya tras las armas que ves: una inercia del pasado.

La enorme dispersión de las viviendas es un verdadero problema en Etiopía: hay mucha gente que vive muy lejos de núcleos de población... y que no quiere dejar de vigilar sus casas, su ganado y/o sus cosechas por ir a vivir, más hacinados, a pueblos o ciudades. Cuando veía a veces tanto ganado y preguntaba cómo saben quién es su dueño... la respuesta era que nadie roba: cada animal va siempre a dormir a su casa.

Mientras que los destartalados taxis abundan en las ciudades, el tuk-tuk (chino o hindú) está por todos los sitios del país: son rápidos, realmente baratos, emocionantes y divertidos (entérate antes en tu hotel o pregunta a tu guía, un precio de referencia para un trayecto… porque siempre te van a pedir mucho más, hay que negociar (si bien no te líes en diferencias de solo 60 céntimos de euro). Yo cogí bastantes, cuando me despedía a diario de mi conductor y salía del hotel por mi cuenta…



Es muy importante planificar bien los trayectos en coche y saber compaginar el viaje con algunos necesarios vuelos internos. 

Particularmente a mí me parece muy interesante y disfruto infinito viajando en África por carretera: hay muy poco tráfico (porque muy pocos tienen vehículos privados) y puedes ver situaciones increíbles. En Etiopía, subir puertos de montaña te ofrece unas panorámicas acongojantes e inéditas a más de 3.000m.


Ethiopian Airlines es una compañía fiable y que cuenta con modelos de aviones muy nuevos (olvídate de los recientes accidentes del enorme y moderno Boeing B787 Max 8 en Indonesia y Etiopía, modelo “gafado”, de los que ya adelantaron que no fue culpa de los pilotos ni del mantenimiento). 
Ofrece un montón de conexiones diarias entre las principales ciudades de Etiopía a precios económicos (entre 45-60 eur, por trayectos de menos de 1,30h., si pagas por internet con un descuento cercano al 60% al haber reservado con ellos al menos el vuelo desde España). 
Yo tuve mala suerte (sufrí algunos retrasos y una cancelación).
Además, contemplar la abrupta orografía de Etiopía desde el aire es un espectáculo visual.

De una forma u otra (volando o conduciendo) en Etiopía he visto paisajes fantásticos: montañas exuberantes, asombrosos desiertos, cañones vertiginosos, una espléndida sabana, lagos y altas mesetas verdes. 

No se puede pedir más (aquí no hay playa!).



5. LA CONTRATACIÓN

Los vuelos internacionales han sido baratos, menos de 600 eur. A la ida, directo con Ethiopian Airlines (6,30h. desde Madrid) regresando con Saudi Arabian Airlines con escala de 2h. en la costera Jeddah, en Arabia Saudita.

Aunque el coste total de mi viaje no ha sido bajo, decir que ha sido caro no sería justo a la vista de la sensación final y del balance global... y es que África nunca ha sido un destino barato, como por ejemplo lo puede ser el sudeste asiático.

En mi caso: el viajar en privado en furgoneta o 4x4, haciendo en total 2.000km con 4 conductores diferentes (dos en Addis, uno en el Norte y otro en Harar, Este), cuatro vuelos internos, un montón de guías (10?) y con los hoteles reservados (los mejores disponibles) y las (caras) entradas (que incluyen una tasa para fotografiar) en castillos, templos, iglesias, parques nacionales, etc… al final, todo suma… Y, excepto con comidas y cenas, puedes despreocuparte y no perder en ningún momento el control del viaje. Eso sí, necesitas hablar (y entender) bien inglés.

Desde mi experiencia, diré también que Etiopía, salvo quizás en algunas zonas, no es un país en el que yo recomiende viajar “por tu cuenta”. Sé que hay algunos blogs donde indican lo contrario, y solo me pregunto si lo dicen por ahorrar vs. un barato transporte público (que por cierto en general cuenta con autobuses interurbanos de muy buena calidad, al igual que en Irán). Guías vas a necesitar casi siempre, y en inglés; y a veces el guía es obligatorio (si no, “no entras”).

Obviamente hay muchos países a los que puedes (y debes) viajar siempre por tu cuenta, sin ninguna agencia de por medio, y gestionar tú mismo la burocracia local. La gran mayoría. 

Pero en Etiopía, no recomiendo viajar por libre, aunque sea perfectamente posible y además te ahorres mucho dinero.



No tiene por qué pasarte nada, solo creo que hay demasiadas derivadas en el aire, terminas necesitando casi siempre un guía, conducir es peligroso, idioma (solo habla inglés quien está en el sector del turismo), cómo intertactúas, recomendaciones de última hora (seguridad o conflictos internos entre población y policía o militares), verte metido en un lío o en un accidente, nivel de paciencia, no lo sé. Ir por libre a Etiopía puede entorpecer el alcanzar una experiencia global más plena, pero posible es posible.

Solo digo que no es una cuestión de valentía, desde mi experiencia, te sientes más relajado y porque desconectas de cosas en las que tendrías que estar pensando permanentemente… en un país en el que puede haber más riesgo de complicaciones.

Creo que –salvo en casos de presupuesto muy ajustado o de ansias de aventura extrema- merece la pena apostar por una agencia, mucho mejor local, que te coordine todo o al menos parte del viaje. Es más apropiado.


Yo lo hice así, he viajado solo y puedo asegurar que las charlas con los conductores y el estar con tantos guías (uno por cada lugar visitado, y en general todos nacidos en el mismo lugar donde trabajan), no agotan y te dejan espacio suficiente para estar “solo” siempre que lo desees o quieras prescindir de ellos, como en comidas y/o en cenas, y siempre cuando terminan su jornada de 8-10 horas/dia.

Bancos hay muchos, curioso, pero apenas hay cajeros automáticos y no se admiten tarjetas ni divisas en la mayor parte de los sitios, salvo en hoteles y buenos restaurantes. Por otro lado, un complejo y tupido sistema de propinas en Etiopía hace que tengas de calcular bien tu presupuesto total (final) para evitar sorpresas.
Apunta:
• el conductor (conduce, gestiona casi todo y te acompaña a todos los sitios pero "no entra"),
• el guía local (nunca conduce, lo normal es que necesites uno en cada lugar visitado),
• el o los ocasional/es sub-guía/s local/es (más pegado/s al terreno y que complementa/n o ayuda/n),
• el “scout”, escolta o “ranger” (un tipo que acompaña obligatoriamente a los turistas en algunas zonas fronterizas o que tuvieron o pueden tener conflictos étnicos, y que en general va "armado" con un viejo kalashnikov),
• los monjes y sacerdotes de iglesias y monasterios (a los que también debes de dar algo...)

Un entramado de propinas (todos te terminan diciendo que viven de ellas) que honestamente pienso perjudica la imagen del sector turístico etíope y que, aunque no son elevadas, pueden terminar sumando demasiado, siendo todo un "apartado de gasto" del viaje.


Hay dos Etiopias muy diferentes: el Norte (más "cultural") y el Sur (más "étnico"). Tras acumular información y testimonios previos, preparé mi viaje en solitario a medida seleccionando los destinos, para mí, más imprescindibles y diseñando un itinerario “lógico”, procurando no empacharme ni de iglesias ni de carretera.
Me centré, sin dudarlo, en el Norte + Harar. Es muy importante distribuir bien los tiempos y las rutas.

Después contacté con varias agencias para cotizar este viaje: mismo itinerario, mismos hoteles y sin incluir vuelos. Finalmente elegí una agencia local (Birana Tours, regentada por Miriam, una española con carácter), por experiencia, fiabilidad, precio y buenas críticas: su labor fue por tanto gestionar toda la logística de conductores y guías, nada sencillo, y servirme de apoyo para cualquier problema.
Mi opinión es satisfactoria, con algunas cosas siempre mejorables. Recomendable.

No daré nombres, pero he de decir que hay algunas agencias desde España, especializadas en Etiopía entre otros países, ofreciendo precios incomprensiblemente elevados para circuitos “estándar” (clásicos), y hay mucha disparidad con agencias locales. 
Frente a un inicial y lógico desconocimiento, solo podrás compruebas el "atraco" cuando estás ya en el destino (y me ha pasado en Camerún y en Benín): vivan las comisiones de intermediación!, sin un valor añadido claro o una seguridad en las condiciones. 
Acaso las agencias más caras te ofrecen mejores modelos de 4x4?, guías más preparados?, tours diferentes?, conductores o guías con mejor inglés?, mejores habitaciones en los alojamientos?: ninguna agencia te puede garantizar nada de esto en África: es lo que te toque (o lo que haya) cuando vayas a estar allí, y además cualquier cosa puede fallar o cambiar a última hora, porque algunas carreteras son igual de malas para todos y los vuelos internos se retrasan para todo el mundo. Los imprevistos, y también los cortes de agua y/o de luz en los hoteles fuera de Addis, afectan a todos.

Foto de internet
Seamos serios. Para un mismo "paquete", sin meter nunca vuelos (que eso es normal que vaya siempre por tu cuenta) no puede haber diferencias de 1.000 eur entre agencias, y estoy seguro que hasta las "baratas" manejan muy amplios márgenes, pero ahí no me meto; solo hablo de razonabilidad.

Mi consejo: lee diferentes blogs, haz criterio, elige bien y exige seriedad, transparencia y fiabilidad, selecciona siempre buenos hoteles (descuida, son baratos) y siempre compara precios.
Foto de internet

Sobre como debes de sacar chispas al país, en itinerarios extendidos, algunas agencias te pueden a veces poner en (demasiado) valor lugares "de relleno" y/o que pueden ser mediocres, o incluso te recomiendan ir a algunos (a los que no es ni fácil ni barato acceder) como por ejemplo la larga caminata nocturna al (famoso) volcán activo Erta Ale, en la Depresión del Danakil, sin advertirte con claridad de que ya no es lo que era hace años y que la lava de entonces ahora ya es solo un cráter que echa "humo".

En este caso concreto yo ya lo había leído y por suerte Birana Tours no rehuyó mi duda y me habló claro. 
Hace pocos años era ciertamente todo un espectáculo visual (ver foto antigua), para mí ha sido prescindible… (ver foto reciente), aunque quizás para otros...


7. LA SEGURIDAD

Estás en África. En estado puro. Y lo que yo he aprendido es que el sentido común suele ser casi suficiente. Cautelas anti-ladronzuelos, no pecar de una excesiva confianza y en general estar algo vigilantes con bolsos, etc.., siempre funciona y te evita disgustos.
A mí me resulta muy sencillo acostumbrarme a estar relajado pero no bajar la guardia del todo.

Si en algún momento he estado en peligro, no me he enterado... salvo ascendiendo y descendiendo en las iglesias de Tigray, donde el peligro sí fue real y "objetivo": tuve que mantener la calma y confiar en que mi mente y mi cuerpo no me jugasen una mala pasada.

Pero me he metido por calles y lugares increíbles, donde no ves ni un solo extranjero y me he sentido siempre muy seguro (Addis Abeba y sus carteristas, aparte). En poco tiempo, dejas ya de mirar hacia atrás cuando caminas de noche y, un clásico, vas ganando confianza según pasan los días.


En algunos lugares me fascinaba ver caras de perplejidad y saludos sinceros de sorpresa... porque eso siempre significa que estoy "dando en la tecla" y que debo de estar allí, sin turistas.

Los guías locales te abren muchas puertas en este sentido, ya que quizás no te atreverías a acceder solo a algunos sitios… si ves alguna cara poco amigable o algún reproche velado.

En sitios donde suele haber más turistas, algunos niños se ponen algo pesados por la calle y te piden “money”: un no rotundo con gesto de desaprobación o un toque de atención por parte del guía (algunos son muy didácticos con sus compatriotas) sirven para transmitir que mendigar dinero al turista no es el camino. 

Hay un turismo irresponsable que suelta dinero fácil, subvenciona a la sociedad, encasilla a todos quienes visitan el país y encarece los servicios.

A Etiopía se le considera un “aliado estratégico y fiable” en la región: Estados Unidos posee una base militar en el país y aporta medios militares para luchar contra la milicia radical islámica Al Shabab en la vecina Somalia. 

Los defensores acérrimos de esta ayuda señalan que Etiopía está libre de atentados terroristas al contrario que Kenia (también comprometida para combatir el terrorismo en Somalia).

No hay terrorismo islamista afortunadamente, pero como reflexión pienso que bastaría con un pequeño "susto" para que, al igual que pasó en junio 2015 en Túnez (casi 40 muertos), el todavía incipiente turismo en Etiopía se fuese completamente al garete. 
No es ningún secreto que hay muchísima vigilancia del Gobierno etíope a la sociedad y que, hoy por hoy, el riesgo parece estar controlado, como también lo está, de momento, en el polvorín de Marruecos. En Etiopía puedes viajar muy tranquilo.

Hoy por hoy, la verdadera violencia en África, en Etiopía, puntual pero a veces explosiva, es la interétnica. Pero eso no lo ves. De ello hablo en otros apartados.


8. LA GENTE

Es un puntazo: único país africano que "escapó" del colonialismo europeo. Por ello aún conserva buena parte de su identidad cultural. Su historia es asombrosa aunque me ahorraré muchos detalles históricos, algunos casi mitológicos, para no abrumar.
Creo que hay tres factores que hacen diferente a Etiopía: su aislamiento, una religión “propia” y una lengua, digamos, muy “especial”.

Historias milenarias, y a veces inverosímiles, que “has de escuchar” (o “creer” como ellos, que te las cuentan al dedillo como reales, por supuesto, y como recientes aunque daten de cientos o miles de años) a pesar de que algunas se escapan al raciocinio porque son creencias místicas, “cuestión de fe”, como las relacionadas con la Reina de Saba o la (famosa) Arca de la Alianza, cuyo teórico emplazamiento pude visitar, en las que la certeza local es total y es una peligrosa ofensa el cuestionar su verosimilitud.



Solamente los italianos (Mussolini) se atrevieron a invadir en 1.935 desde Eritrea una parte de Etiopía aunque solo durante 6 años porque –tras muchos muertos en el resistente bando etíope- les consiguieron echar en 1.941 con ayuda de los ingleses, quienes por cierto no pudieron evitar bombardear posiciones italianas en algunas zonas monumentales históricas como Gonder... una pena.




Es un pueblo con carácter, esto me ha parecido muy evidente, y la gente es en general muy maja y hospitalaria, quizás algo desconfiada inicialmente (esto es un clásico) pero un gesto, un guiño, una sonrisa o un “salam” (hola), es suficiente para despertar el interés. 

No sé cuántas manos habré estrechado!. y a cuantos niños he chocado las palmas. Me han pedido la ropa y el calzado que llevaba puesto un montón de veces: esto es normal, luego sonríen con cara de “bueno, al menos lo he intentado”.

Etiopía es un planazo para un viajero...




De todo lo que conozco del África negra, la forma de vestir en Etiopía me ha parecido la más occidental, sobre todo en Addis y más destacable en mujeres.

Son muy aficionados al futbol y saben mucho de la Liga española… y aunque todos tenían el corazón partido entre Barsa y Madrid, qué coñazo, al menos conocían al Athletic de Bilbao.



En esta foto estábamos a 3.900m. Cualquier esfuerzo lo notaba...


Son listos y muy despiertos. Les encanta charlar y su forma de saludar es curiosa y divertida: estrechando la mano y arrimando los hombros (una o dos veces). Me llamaba la atención que casi todos llevan dos móviles: uno pequeño, de los antiguos y del que te dicen que su batería dura mucho, solo para llamadas. Y el otro, un smartphone (casi todos Samsung, primeros modelos), solo con tarifa de datos. Curioso.

Muchos etíopes, en general, pesan poco y viven a elevadas altitudes (más de 2.000m) y por tanto los deportistas entrenan desarrollando unas condiciones y capacidad pulmonar que les hace conseguir numerosas medallas en carreras de fondo, incluso olímpicas.




Muchos hombres van agarrados de la mano o del hombro, encariñados, esto es algo normal en África. Por contra la homosexualidad está penada con cárcel. Las parejas heteros también van agarradas de la mano o del hombro con, digamos, la candidez de “la España del blanco y negro”. 

Esto se hace raro en África y es solo una muestra más de lo diferente que es Etiopía. Se dice que existen tres Áfricas: el Magreb, el África negra y Etiopía. Por mi experiencia esta idea puede que no esté desencaminada.
Es otro mundo. En las zonas no musulmanas había, como siempre, mucha más interrelación entre hombres y mujeres por la calle.


Que no se me malinterprete, pero algo que es lógico en muchos países africanos -y por tanto no debe de sorprender a los europeos- es, digamos, el desconocimiento del mundo (y casi diría que incluso de la vida!) que, aún con estudios superiores, muestran muchos de los conductores y guías con los he hablado (en general, casi nadie ha salido nunca de su país, incluso de su provincia o región) y que tienen un acceso complicado a internet, lento y solo vía móvil (muy pocos tienen un portátil).

Ello les hace por un lado mostrar una disimulada curiosidad por cómo es la vida en Europa pero parecen mostrar al final cierta indiferencia respecto a su desconocimiento, lo que honestamente creo que es debido a un cierto orgullo por tener que conformarse con lo que tienen y con lo que saben. Interesantes conversaciones sobre el colectivo LGTB y los derechos de la mujer, me dieron la oportunidad de reafirmarme y trasladar muchos principios, reflexiones y opiniones. Disfruto con esas situaciones.



En los mercadillos y puestos de artesanías en las aldeas hay, como suele ser normal, un amplio margen para el regateo (puedes rebajar un 50% tranquilamente), pero a la hora de regatear en los mercados "grandes" (a mí me tocó comprar una maleta grande en Harar, pues rompí la mía), son bastante inflexibles y sacan su orgullo cuando consideran que te has pasado, cortando abruptamente la negociación
Era gracioso, de algún sitio me he ido echándoles pestes: faranyi price!, that is not local price… jaja…


Y algo que me llamó la atención: los etíopes, al menos por la calle, son muy caritativos: me fijé que suelen dar frecuentes limosnas a los pobres, a sus pobres...



9. LA HAMBRUNA Y LA POBREZA

Foto de internet
Las cifras de pobreza informadas son a veces dispares pero siempre alarmantes: la mitad de la población tiene problemas para acceder a agua potable, hay más de 40 millones de pobres, el 81% de la población vive con menos de 1 eur/día.

Hay muchos niños sin escolarizar. Un funcionario puede cobrar unos 350 eur/mes, un súper sueldo allí. Un maestro de escuela ronda los 100 eur/mes.
De media tienen 6 hijos y, por ejemplo en el caso de los Oromo, cuantos más hijos y nietos, mayor prestigio social.

Por su localización, Etiopía ha tenido siempre grandes problemas hidrológicos, pero la hambruna que azotaba Etiopía en 1983-85 entró en los ojos de Occidente a través de las tremendas imágenes de la catástrofe humanitaria que emitió la BBC: dicen que pudo morir casi un millón de personas. La respuesta internacional tuvo un escaparate con el famoso megaconcierto “Live Aid” el 13/julio/1.985 y el posterior escándalo del desvío de fondos para compra de armas.

Queda ya lejos: el país ha cambiado, ha progresado mucho y superado no pocas crisis humanitarias, aunque hay muchísimo por hacer.

Hoy es uno de los países "preferidos" por la comunidad internacional, y aunque aún sufre un déficit en derechos humanos… es mostrado como un país adelantado al que todo el continente africano debería imitar, se habla incluso de un milagro económico. En fin.

En 2016 el país se enfrentó de nuevo a otra sequía catastrófica, agravada por El Niño, que dejó a más de 10 millones de ciudadanos -en gran parte agricultores de subsistencia del norte y del este- totalmente dependientes de ayuda alimentaria de emergencia. Esto vino a sumarse a otros 8 millones de agricultores de subsistencia que ya dependían de esta ayuda, lo cual suponía un total de casi el 20% de la población. Es tremendo.

Hasta hace pocos años seguía siendo el 5º país más pobre del mundo y aunque actualmente la imagen de hambruna y sequía sigue siendo real y cruel, no resulta tan extrema si la comparamos con la de hace 35 años y resulta fácil comprobar que la pobreza es mucho más evidente en unas zonas que en otras.

10. LO ÉTNICO Y LA POLÍTICA

Derrocado el famoso emperador Haile Selassie en 1.974 (y fallecido en 1.975), empezó una época comunista de 1.974 a 1.991. Selassie fue el último descendiente del rey Salomón en ocupar el trono imperial desde 1.930. Fueron 44 años de dictadura.

Y va una curiosidad: fue y es un icono del rastafarismo, movimiento espiritual jamaicano influenciado por corrientes de pensamiento locales y externas, de tipo ideológico, filosófico y espiritual que considera, entre otros asuntos, que Haile Selassie I fue la reencarnación de Dios en la Tierra: el Príncipe Ras Tafari. Para flipar.

Y es que lo étnico y lo tribal es algo muy delicado en Etiopía.
La etnicidad es muy importante y es un concepto clave en su Constitución (donde incluso se reconoce el “derecho de secesión”), y es que el federalismo etíope es "étnico", no "territorial": hay 9 estados federados en función de los principales 9 grupos étnicos: Oromo (el mayor), Amhara, Tigray, Afar, Somalí, etc... y que vienen siendo un permanente foco de conflictos.

Las etnias que no se sienten representadas por miembros del Ejecutivo o del Legislativo no se fían y protestan decisiones que creen que son discriminatorias o van en su contra, y la tradicional y violenta rivalidad entre ellas mismas (por ejemplo entre Tigray y Amhara) es a menudo foco de disturbios y violentos enfrentamientos... difíciles de apaciguar.

Aunque esto un viajero no lo descubre fácilmente (y un turista, menos) y guías y conductores -muy posiblemente afectados y por tanto conocedores- no saben o no quieren abordar este asunto con claridad (más allá de quejarse de la clásica y grave corrupción del gobierno en un país que recibe tanta ayuda exterior), hay que decir que hasta hace bien poco seguía habiendo denuncias de torturas y otros malos tratos y que se habla de juicios injustos a activistas políticos, disidentes y manifestantes pacíficos, y violaciones del derecho a la libertad de expresión y de asociación. No es raro en África.

Había líderes étnicos en la cárcel y el régimen etíope ha venido afrontando desde 2015 un nuevo movimiento de contestación antigubernamental sin precedentes, al que además de la etnia Oromo se ha sumado la Amhara, el segundo grupo mayoritario, que también se consideraba marginado política y económicamente por el Gobierno.

Y es que no se han librado periodistas y blogueros de cargos por terrorismoSe hablaba también de impunidad en policías y militares, a quienes el Gobierno no investigó violaciones de derechos humanos. 

Solo en 2014 Etiopía recibió casi 4.000 millones usd, que representaban aprox. el 45% de su presupuesto, pero los países donantes trataban siempre de suavizar sus críticas sobre el historial de derechos humanos de Etiopía y apenas han emprendido acciones significativas para investigar las denuncias de violaciones de los mismos.


Pero algo ha ido cambiando desde Junio 2018: el Gobierno levantó el estado de excepción que había impuesto cautelarmente por 5 meses tras la dimisión del anterior Primer Ministro. El actual, Abiy Ahmed, desde abril 2.018, es el primer oromo en ocupar este cargo, aunque su padre es musulmán y su madre cristiana.

Y es que allí estos “antecedentes” son muy importantes para todos… al hablar de miembros del Gobierno. Pero esto no es tan raro: en España, un presidente del Congreso o del Senado, catalán, también despierta recelos en algunos... qué atraso.

Tras ya más de un año en el cargo, Abiy ha dado un vuelco  a la política en Etiopía. Con hazañas impensables como la paz con Eritrea, ha liberado a miles de presos políticos, legalizado grupos políticos opositores, ha reconocido la tortura de Estado y su mayor reto está en apaciguar a los diferentes territorios (etnias) para evitar tensiones y crudos conflictos por fronteras regionales y el acceso a la tierra, que han generado una proliferación de odio, de frustración… y de armas en un país cada vez más fracturado.

Muchos frentes abiertos, con elecciones en mayo 2.020.


11. LA GEOPOLÍTICA

Los países "vecinos" de Etiopía, que no tiene mar, son:
  • Somalia (un estado fallido en guerra civil)
  • Eritrea (la ONU ha acusado a su Gobierno de crímenes contra la humanidad y contra su propio pueblo. Se independizó de Etiopía en 1.993 bloqueando su salida al mar y estuvo en guerra con Etiopía en 1.988-2.000)
  • Yibuti (con bases militares de Francia, Italia, Estados Unidos, Japón y más recientemente China)
  • Sudán del Sur (en guerra civil); Sudán (con un presidente perseguido por crímenes de guerra)
  • y Kenia (sometida a atentados terroristas por parte de Al Shabaab)
  • Además, al otro lado del golfo de Adén está Yemen (otro estado fallido, en guerra civil y con Arabia Saudita). Bonito panorama, verdad?.
Me dijeron que el reciente acuerdo de paz con Eritrea posibilitará a Etiopía usar también los puertos marítimos de Eritrea y no estar “cautivos” solo del puerto de Djibouti (a quien hoy pagan 2.000 millones usd al año) y a través del que canalizan el 95% de su comercio exterior.


Por otro lado, Etiopía, uno de los países con mayor crecimiento económico de África, ha consolidado su importancia diplomática: es sede de la Unión Africana y por ello Addis Abeba es la segunda ciudad del mundo con mayor nº de embajadas (tras Ginebra).
Toma ya!.

Etiopía envía tropas a numerosos conflictos bélicos regionales, como los de Liberia, Burundi o Sudán, y es sede habitual de negociaciones en guerras civiles africanas.
También acogen ya a más de 800.000 refugiados, aunque es cierto que con mucha ayuda de países occidentales en los campamentos. ¿Aún dudas de su tremenda importancia geopolítica?.

Hoy es un país muy dinámico en una región pujante económicamente. Y su relación con China, India, Turquía y Brasil es muy notable, son aliados estratégicos y modelos a seguir: el crecimiento económico ha estado siendo dirigido por el Estado, sin mucho lugar para la inversión privada, con un control estatal en sectores clave.

Y el resultado hasta ahora había sido burocracia, lentitud y deuda externa disparada, pero parece que el actual Primer Ministro planea comenzar a privatizar parcialmente grandes empresas estatales (algunas muy endeudadas como Ethiopian Airlines o Ethio Telecom), olvidando poco a poco la tradición marxista de gabinetes anteriores.

Los chinos se han adueñado de todas las obras públicas en marcha y futuras. Incluso casi todos los electrodomésticos y televisores que he visto se venden en tiendas son chinos y además parecen modelos “poco evolucionados”.

Y es que China ocupa un lugar preponderante (no solo en Etiopía sino en muchos más países africanos) como proveedor de bienes y financiador y ejecutor de obra pública.
A Etiopía China le ha prestado ya en total unos 17.000 millones usd para completar proyectos como el AVE de Addis a Djibouti, instalar redes de distribución eléctrica, etc…


12. LA RELIGION


A los etíopes les gusta recordarte que su país es el único del África negra donde el cristianismo se extendió directamente desde Tierra Santa, sin que lo trajese el colonialismo. A ver, tiene su punto. Todos son muy creyentes y lucen con orgullo cruces (ortodoxas, of course) en su pechos.




La fe cristiana ortodoxa está muy arraigada en Etiopía desde siglos inmemoriales.

Ésta fue traída por los monjes ortodoxos en su huida del islamismo opresor y aquí encontró su lugar donde fue calando poco a poco, siglo tras siglo en las gentes hasta convertirse en lo más sagrado. Los monasterios están todos profusamente decorados con pinturas de vivos colores sobre escenas bíblicas, de Jesús, de la Virgen María y de la vida de los Santos.

En el global, se estima que es un país 65% cristiano ortodoxo, 30% musulmán con un 5% de religiones menores.
Un ejemplo de convivencia religiosa, donde mezquitas se entremezclan con iglesias, casi pegadas. En este sentido Etiopía me ha recordado mucho a Benín, otro ejemplo de tolerancia.... y un excelente destino, por cierto.

El país es profundamente cristiano y devoto, y solo en Harar ví una sociedad más conservadora y muy musulmana.

Pero, ojo, que cuando hablamos de cristianismo, hablamos de la Iglesia Ortodoxa Etíope, que tiene su propio patriarca autónomo.
Es única y hace mucho más hincapié en el Antiguo Testamento que otras iglesias cristianas.

Sus fieles practican ritos propios del judaísmo (los niños son circuncidados al octavo día de nacer, hay dos días santos: el domingo y el sábado, las mujeres tienen prohibida la asistencia al templo durante la menstruación y deben cubrirse el pelo con un pañuelo de gran tamaño, llamado shash, cuando están en el templo, los hombres y las mujeres se sientan en lugares separados durante las ceremonias y los fieles se quitan los zapatos al entrar...).

Muy resumido: rechazan la doble naturaleza de Cristo según la Iglesia Católica (humana y divina). Solo aceptan la divina.

Esta insólita “brecha” se produjo en un Concilio en el año 451 (tras el cual, 9 misioneros, “los nueve santos”, huyeron a Etiopía y comenzaron a predicar la actual religión, fundando diversos monasterios). Hasta hoy. Esto te lo cuentan en Etiopía infinidad de veces y sus periplos están reflejados hasta la saciedad en todas las pinturas y libros sagrados.

Los católicos (jesuitas) fueron expulsados definitivamente en 1.633, tras 30 años de fallida evangelización.

Importante: todas las iglesias ortodoxas de Etiopía albergan un cofre que contiene un "tabot", réplica del original que dicen se guarda en Axum con las tablas de Moisés en el Arca de la Alianza, la reliquia sagrada más poderosa del mundo. 
El tabot es sacado en procesión el día de la fiesta de su respectiva iglesia, o en la fiesta de la Epifanía.  Pude comprobar que los templos etíopes son en general pequeños y me dijeron que están todos construidos siguiendo un esquema inspirado en el Templo de Salomón, con tres partes diferenciadas: una parte cerrada al público (donde se guarda el tabot), un espacio sagrado donde se da la Eucaristía, y otro lugar donde los sacerdotes leen la Biblia.


13. EL TURISMO

Muy lejos aún de ser un destino turístico importante en África (en comparación por ejemplo con los más de 10 millones de turistas que visitan cada año Marruecos, país que evito recomendar, como Túnez), en Etiopía se habla de una cifra anual de solo 1 millón de visitantes... de los que además se calcula que un 60% es por asuntos diplomáticos, de cooperación (ONGs) o en tránsito.

Por tanto podríamos decir, siendo generosos, que aprox solo medio millón de personas visitan Etiopía cada año para hacer (estrictamente) turismo. Son muy pocos. De ahí que, fuera de Addis, la oferta hotelera sea tan escasa.









No tengo muy claro que para este Gobierno el turismo esté establecido –como afirman- como uno de los motores del desarrollo del país: las infraestructuras son aún deficientes... y debieran de desarrollar un turismo sostenible y facilitar una formación adecuada a todos los eslabones del sector, aún muy ineficiente. En Fitur (Madrid) no se les vio hasta 2.015…con un stand oficial. Ya era hora.

 

En mi opinión, con la todavía delicada situación del país, el turismo puede seguir siendo secundario, y a priori aún no ofrece las comodidades del clásico destino de safari africano… y aunque pienso que el grueso del turismo no va buscando en Etiopía, fuera de Addis Abeba, excelentes hoteles, piscina o una amplia carta de vinos, reconozco que en general me ha sorprendido la elevada calidad de la mayor parte de los hoteles, muchos con aire acondicionado, televisión satélite, wifi, etc... en zonas rurales donde uno no se lo esperaría.

El turismo interior es escaso o nulo, como en casi todos los países africanos. Por falta de medios económicos, muchos etíopes no pueden viajar para ver las maravillas que tienen, salvo en eventos religiosos… cuando por ejemplo miles de personas van a Lalibela, etc… Los conductores de las agencias son unos privilegiados… se conocen casi todo el país.


14. EL ITINERARIO: LAS EXPERIENCIAS

Día 1 – Sa 6 abr – ADDIS ABEBA – MEKELE (vuelo 1h)

Tras un cómodo vuelo directo de 6,30h. con Ethiopian Airlines que salió de Madrid el viernes 5/abril a las 22,30h en un flamante Boeing 787, aterricé a las 7am en Addis Abeba. Trámite de visado muy ágil al tenerlo ya sacado y no tener que hacer cola.

Miriam, de Birana Tours, me estaba esperando en el parking del aeropuerto internacional (4º con mayor tráfico aéreo de África y que ya ha superado al de Dubai como centro de tránsito a África), desayunamos juntos y me puso al día de mi plan de viaje aunque ya habíamos conversado mucho y matizado casi todo por email… con ella además hablé varias veces por teléfono durante mi viaje. Tranquilizador.

Esa misma tarde debía de volver de nuevo al aeropuerto (doméstico) para coger un vuelo interno a Mekele (1h.), por lo que mi estancia en Addis iba a ser breve y quería aprovecharla.

Quizás por llegar en sábado, no vi una Addis tan ruidosa como esperaba (pocos tocan el claxon) pero es una ciudad ajetreada y llena de atascos: Etiopía es un país en clara ebullición y Addis no es una ciudad bonita, ves pobreza, mendigos y tullidos, niños drogados, pero está en movimiento: es grande e importante, con “de todo”.

Curioso: por la calle ves muchísimo "limpia-botas" (playeras, zapatos,..) por 5-10 bir (15-30 cents), las botellas de agua de 2 litros, a 12 bir (36 cents).

Ves mujeres muy guapas, maquilladas, se bebe y se fuma, hay gente muy bien vestida, y todo ello mezclado con musulmanes (pocos).

También escrito como Adis Abeba o Addis Abbaba, está a 2.500m y es la ciudad más alta de África (y la 4ª capital del mundo tras La Paz, Quito, Timbu en Bután, y Bogotá) y no solo es la capital de Etiopía, sino también de la Unión Africana (algo más light que la Unión Europea).

Está llena de viejos taxis azules soviéticos ("Lada") por la herencia comunista, tiene unos 6 millones de habitantes y hay bastantes monumentos en rotondas que recuerdan la invasión de los italianos en 1.935: murieron muchos etíopes. 

La ciudad cuenta con un monorraíl elevado (chino) y tiene zonas de grandes hoteles y excelentes restaurantes, aptos para el montón de diplomáticos que viven en Addis, y clubs con mucho ambiente nocturno, garitos con música en directo, etc... y también bastante prostitución, que en Etiopía se ve como algo “absolutamente normal” y a lo que por desgracia muchas mujeres están abocadas por la falta de oportunidades.


Es una ciudad, y un país, ciertamente muy seguro en el que las cautelas normales y de sentido común son suficientes. Me dijeron que hay numerosas fuerzas de seguridad, o colaboradores, de paisano por todos los sitios. La verdad es que veías poca policía… y es que ¿cómo controlas y vigilas un país tan grande?.

Con conductor y con guía solo para mí, comenzamos por visitar Merkato, el que dicen puede ser el mercado al aire libre más grande África (umm, esto es algo atrevido de decir).
Sé que no son para cualquier estómago, pero adoro los mercados africanos, siempre tan interesantes, carteristas aparte (pude identificar con facilidad unos cuantos, pero sin problema manteniendo algunas precauciones con tus pertenencias).















Me encanta mezclarme con la gente, respirar esos olores y tener los ojos bien abiertos… estás en el centro del caos.

También subí al Monte Entoto, ya a más de 3.000 metros, para contemplar unas espectaculares vistas de Addis, y después bajar desde su cima unos kilómetros andando por la carretera y viendo así a las famosas mujeres que recogen y transportan leña en la montaña.
Me faltaba el oxígeno. El coche nos esperó abajo.







No soy muy de museos pero quise visitar el Museo Nacional porque allí se encontraban expuestos los restos fósiles de "Lucy".

Los científicos creen que Etiopía es la “cuna de la humanidad” ya que hay investigaciones que indican que los seres humanos modernos y sus ancestros homínidos anduvieron por allí: “Lucy” uno de nuestros antepasados más lejanos vivió hace unos 3,3 millones de años en el valle de Awash en Etiopía.

Dicen que su nombre se inspiró en la canción de los Beatles “Lucy in the sky with diamonds”… que al parecer sonaba cuando la encontraron.





Más recientemente se ha descubierto otro fósil homínido, llamado Ardi, en la región de Afar que se estima tiene 4,4 millones de años.

Comimos en un buen restaurante, Romina, solo para gente local: mi primera injera. Ufff, vaya temita. Rica, fuerte, aunque reconozco que me hago a todo (“donde fueres, come lo que vieres”). Luego un cafecito donde ellos se reúnen y y lo toman por la calle, me sentí muy cómodo… y desempolvando mi inglés con el guía.



La ciudad recibe deportistas de todo el mundo que quieren entrenar a esa altitud. Hay de hecho una plaza muy famosa (Meskal Square) en la que suele haber gente entrenando… entre las gradas de hormigón.



   

Tomé el vuelo doméstico a Mekele y allí ya estaba mi conductor esperándome.
La novedad fue que no era el previsto: Joseph, con un 4x4, acababa de tener hacía horas un accidente con un camión entre Addis y Mekele. Salió ileso, pero fue una pena porque debía tener experiencia diplomática.

Pero allí estaba Asichalew, otro conductor, muy simpático, también de Birana Tours y que estaba regresando a Addis desde el Norte en una furgoneta muy nueva de 14 plazas, cuando le reclamaron para ser mi conductor improvisado.
Con él y su enorme furgo, entera para mí, estuve 12 días en el Norte. Fue la persona con quien más tiempo pasé en Etiopía y quien me fue gestionando todos los guías y scouts, entradas a recintos, dándome recomendaciones para comer y cenar, y ayudando con el idioma en los check-ins y check-outs. Te terminas haciendo muy amigo… hablas de mil cosas y te pasa de todo, parando en pueblos y en bares a tomar (yo) cerveza.

Mi hotel en Mekele, Planet Hotel (https://www.planetinternationalhotel.com/) era muy bueno. Tenía hasta un spa que no usé: estaba muerto, día duro… desde Bilbao.


Día 2 – Do 7 abr - MEKELE – AHMED ELA (DANAKIL) (3h asfalto y pista)

Comenzaba una aventura impresionante: una expedición intensa de 2D/1N al Desierto del Danakil.
Tocaba viajar en un convoy organizado de 5 coches. No hay otra. Fui en un enorme y viejo 4x4 con 3 surcoreanas, por suerte de copiloto, una gozada.

El día estaba muy soleado y se esperaba “mucho” calor. Paramos a limpiar el motor y el radiador del coche (lo hacen cada 2-3 días) por su uso continuado en excursiones al Danakil. Muchos burros por la carretera, y vacas y cabras intentando pastar donde apenas había hierba...





Viajar hasta allí no era fácil y solo es posible hacerlo acompañado de un vigilante armado (antes, eran militares) como parte de una (cara) excursión organizada y en grupo, por seguridad y debido a la falta de infraestructuras. Creo que hay aquí una cierta inercia para no aligerar el precio de estas excursiones. Mucha logística, servicio mediocre… pero con una satisfacción natural y máxima de los clientes que nos embarcamos en esta aventura.

Experimenté temperaturas extremas (estuvimos a 45 grados) en uno de los puntos más inhóspitos, calientes y secos del planeta. Y también iba a estar en el punto más bajo de África (-130m bajo el nivel del mar) y el 2º del mundo tras el Mar Muerto.


La carretera, bien asfaltada pero vacía, parecía Marte y presentaba muchos desprendimientos, era una zona muy hostil... y la sequía poco a poco se tornaba brutal.
Iniciamos el trayecto parando en Berhale, un ajetreado pueblo donde había que hacer los trámites de guías, etc y donde paramos a comer en un sitio algo cutre pero con cervezas heladas.

En el grupo venían 2 chicas israelís que viajaban solas, al igual que otras dos chicas (mexicana y vietnamita) que trabajaban en Abu Dhabi. Agradecía poder hablar español...

Antes de seguir, me di una vuelta por el tórrido pueblo y me junté con unos niños cariñosos y muy vacilones que chapurreaban inglés. Divertido...



En el salpicadero del 4x4 veía que la temperatura del agua del motor iba subiendo cada vez más, los cristales estaban ardiendo y el conductor nos dijo que fuera haría 45 grados. Iba presagiando algo muy duro y estaba algo inquieto.
Ya no veía nada "verde" y llegó un momento en el que tampoco había ya animales... estábamos adentrándonos en el puto infierno. 
Las vistas estaban siendo cada vez más duras y espectaculares, yo estaba atónito y disfrutando al máximo. Pasamos junto a algunas caravanas de camellos. Niños gritándonos "water, water,..." endurece el semblante. Paramos y les di unas golosinas y un botellín de agua, flipaban.







Llegamos a un campamento de la etnia Alfar (Ahmed Ela) donde paramos solo para "dejar preparadas" las camas para la noche (a la intemperie, con un colchón y una sábana bajera).






Seguimos avanzando hacia el interior del desierto y paramos a la sombra en unas rocas enormes, en medio de la nada. 
En la inmensidad del salar se había creado un pequeño pozo de agua cristalina de reflejo verde de unos 3m de profundidad. El contraste del salar blanco era una pasada. Con el calor que hacía no aguanté pegarme un baño. Calculo el agua a 35 grados y una salinidad extrema: mi traje de baño quedó petrificado por la sal cuando se secó.









Las carreteras off-road y la sensación de velocidad en el 4x4 hacían de la insólita experiencia algo muy emocionante, recordándome mucho al desierto de Kaluts en Irán (donde en 2.018 estuve a 43 grados y donde por cierto la NASA constató un record: era el lugar "no habitado" más caliente del planeta, con una medición puntual de 71°C).

Seguimos para ver una impresionante puesta de sol junto en el famoso Lago Assale (que llega hasta Eritrea) donde se reflejaba la luz en el agua en un efecto grandioso.
La fina capa de agua salina creaba una especie de espejismo. El salar surge de la filtración de aguas del Mar Rojo a través de acuíferos subterráneos. Debido a la diferencia de nivel el agua viaja más de 50 km y al evaporarse se solidifica la sal. Un puntazo!.











Y allí, sentados viendo el sol y bebiendo vino blanco caliente y ouzo (anís griego), estaba indisimuladamente seguro de que era un momento muy señalado del viaje. De los mejores. 
Hacía tan solo dos días que salí de Bilbao y era muy increíble dónde me encontraba en esos instantes.




Regresamos a la zona de Ahmed Ela para dormir al aire libre... en un campamento Afar muy básico con camastros, y donde cerca había hay una factoría de explotación de potasio, que es la principal fuente de riqueza de la región de la etnia Afar pero es extraído por compañías extranjeras y la población local no recibe ningún beneficio.

Los Afar tienen una sociedad casi neolítica y viven en chozas de uralita. Se dedican principalmente al pastoreo de camellos y burros y a la explotación de la sal. Su fama, en el pasado, era un pueblo de gran ferocidad y entre ellos sigue habiendo hoy luchas de clanes.

Creo que no pegué ojo: linternas, unos 25 grados, brisa, noche muy estrellada, viendo estrellas fugaces y escuchando música... falló una cerveza que no pudimos tomar en la cantina de un cercano campamento militar: todos a dormir.


Día 3 – Lu 8 abr - AHMED ELA (DANAKIL) – WUKRO (por tierra 4h pista y asfalto)

A la mañana siguiente iba a continuar mi periplo por este inhóspito y espectacular territorio, ahora hacia la llanura sulfúrica del Dallol donde esperaba ansioso poder ver las famosas piscinas en infinidad de colores, en uno de los lugares más infernales de la Tierra.

Tras un buen desayuno en una triste caseta, a las 5,30h y con linternas, casi amaneciendo ,tiramos ya hacia el Dallol, un paisaje que prometía ser mágico.

 

Al lado del campamento, pude comprobar el enorme problema que tienen en algunas zonas de Etiopía con el plástico: no lo recogen.


Buenos días!: la sensación de soledad en las inmediaciones, en positivo,  era muy fuerte...



El trayecto de 20 km, haciendo “off road” por el desierto, fue apoteósico, con el sol saliendo frente a nuestro convoy.






Visita totalmente imprescindible pese a seguir desaconsejada por el Ministerio de Asuntos Exteriores español, incomprensiblemente cautelosos en algunos destinos. Y no es la primera vez...

En esta región (Afar), muy cerca ya de la frontera con Eritrea, en 2007 secuestraron a 5 turistas europeos, que fueron liberados tras pagar rescate, luego otros 5 turistas fallecieron ametrallados en enero 2012, y en dic. 2017 lo fueron un turista alemán y su guía: se dijo entonces que se trató de un grupo terrorista insurgente (Frente Revolucionario de Unidad Democrática Afar) y que operaba en la zona en connivencia con Eritrea.

Pero creo que deben ya de actualizar esto: Eritrea y Etiopía firmaron la paz en sept-2018 tras 20 años de conflicto, y han instaurado la seguridad en la zona. Hoy puedes ir ya sin problema, aunque te sigue acompañando un “ranger” o guarda armado (antes iban militares, ya no) y guías locales.

Al llegar, la expedición se tornó surrealista: me encontré con una inhóspita amalgama de llanuras salinas en territorio volcánico y rodeado de mares de sal, aguas termales, lagos de lava,... en medio de una enorme extensión de rocas sulfúricas, donde hace 25 millones de años había un mar. 

Era un jardín colorido, sonoro y oloroso, excitante y salvaje. Hipnótico… e imposible de creer.







El Dallol, mundialmente afamado, es un enorme cráter volcánico ubicado en la depresión de Danakil, y oficialmente el “lugar habitado” más caluroso del planeta, aunque el desierto de Atakama ocupa el 1er lugar por temperatura. La temperatura media anual ronda los 35°C pero en verano el termómetro puede alcanzar los 64°C. 

Los lugareños llamen a esta región remota “la puerta del infierno” y dicen que es uno de los paisajes geológicos más espectaculares del mundo. 
Yo solo he visto algo parecido en Nueva Zelanda y creo que hay algo también en Islandia, aunque diferente. Dicen que este lugar es muy parecido a Marte en su origen, hace miles de millones de años, y también a la Tierra cuando se estaba enfriando el océano de la lava que la recubría.







La corteza terrestre es en este punto extremadamente delgada, de apenas 15 km, y bajo ella se encuentra una enorme piscina de lava ardiente. El agua del mar se cuela por el subsuelo y produce un espectacular paisaje de piscinas y chimeneas termales con agua que brota a más de 100 grados y tiñe la tierra con colores imposibles debido a los minerales y metales presentes en el terreno.



Numerosos cráteres con erupciones salpicaban las salinas y son los respiraderos volcánicos más bajos del mundo, con asombrosas aguas termales que descargan líquido ácido: los géiseres pequeños, extensos y cambiantes, producen conos de sal y te encuentras con una enorme área de depósitos gruesos de sal levantados, afectados por una intensa actividad “fumarólica” causada por un sistema volcánico subterráneo activo de varios kilómetros y las cercanas fuentes termales. Y no solo es uno de los lugares más calurosos que se conocen, sino también el más ácido, tanto que está "por debajo de cero" (fuera de la escala).

Drakaris!




Sus depósitos de sal crean una imagen multicolor, blanco, rosa, rojo, amarillo, verde, gris y negro, entre aguas termales y géiseres en miniatura.

Había que pisar con mucho cuidado: parecían enormes termiteros. Los científicos que suele haber por allí y que estudian si es posible la vida en otros planetas, llevan mascarilla por los gases y el hedor del azufre; y también guantes para evitar quemaduras. Nosotros íbamos a pelo.

Muy recientemente (mayo-19), en la revista Nature, se ha publicado que han descubierto que sí hay vida en el Dallol: han encontrado unas nanobacterias, demostrando la presencia de microorganismos ultra pequeños vivos en un entorno extremo con condiciones muy adversas para la vida. Es toda una bomba científica.


Cuando terminamos de verlo, el grupo se dividió entre los que no íbamos a ver el volcán Erta Ale y los que ya habían contratado esa excursión. En ese momento me encontré con un bilbaíno y un vitoriano, que estaban con un guía local cubano y estuvimos un buen rato hablando.
     

Evité la visita al volcán (activo) Erta Ale debido a que actualmente solo está humeante y ya no merece tanto la pena como hace años, basura (plásticos) acumulada en las inmediaciones, aparte.

Cuando diseñé el viaje, había decidido evitar pagar un dineral extra por un agotador trekking de 9 km., de casi 4 horas de ascensión nocturna, para dormir junto a semejante fiasco (más allá de que a alguien le pueda "poner" dormir junto a un cráter humeante). Como me dijo después por whatsapp la chica mexicana que conocí allí, que sí fue al Erta Ale, "no es un must". Esta es la foto que me envió, aunque no niego que tuvo que ser algo interesante...


A la vuelta hice tres paradas memorables, como las “Cuevas de Sal”, unas montañas de sal de millones de años que han ido creando curiosas formaciones. Tremendo.








Después, algo igualmente increíble: paré en un enorme lago de aceite burbujeante a unos 40 grados, de color miel. Al parecer, los locales lo usan para desinfectar heridas. Me quedé alucinado, era como un lago de agua aceitosa hirviendo (me dijeron 20% de sal, 80% potasio). Metí la mano: me quedó muy aceitosa y suave... pero no sabía como limpiarme...





Luego tuvimos un encuentro con unos trabajadores de la etnia Afar. Muy duro, la verdad. Sacrificado e increíble. 
Paramos junto a ellos y probablemente no les haría gracia que se les fotografíe trabajando en la extracción de sal, pero como hay un canon de entrada por estar allí…




Me daba “dolor de corazón” verles trabajar en esas condiciones, que parecían resultar extremadamente duras incluso para los burros, que soportaban el tórrido y asfixiante calor como podían.
Estos extractores de sal, cavan agujeros y extraen grandes placas de sal con la ayuda de unas herramientas muy rudimentarias, como palos, para hacer palanca; los obreros, que esculpían unas grandes piezas rectangulares, las preparaban para ser transportadas después por los camelleros hasta Mekele. Impresionante.



Esta etnia musulmana es legendaria, poco amigable y celosa de sus costumbres. Sobrevive -distribuida entre Etiopía, Yibuti y Eritrea- en unas condiciones muy extremas en esas sofocantes planicies agrietadas, que eran hipnóticas.


Al finalizar este intenso tour (2D/1N), tuve que cambiar de coche para ir en busca de Asichalew, quien volvería así a ser mi driver habitual, pero antes compartí un viaje de un par de horas con una simpática chica de Oxford que estaba haciendo una investigación sociológica en Etiopía. 
Mi inglés seguía mejorando... mientras nos cruzábamos con caravanas de camellos por la carretera desierta...

Llegamos a Wukro y mi hotel, Wukro Lodge, resultó fantástico (http://wukrolodge.com/), vistas magníficas y (por fin) wifi...



Fue aquí, en Wukro, donde había decidido entregar la mayor parte del material solidario (ropa y medicinas) que había llevado. Un poco a regañadientes porque nunca suelo hacer esto: siempre he preferido repartirlo en colegios y/o aldeas remotas. 

Pero es que en Wukro estaba la Misión Saint Mary, del padre Angel Olaran, un sacerdote de 81 años nacido en Hernani (Basque Country) que llevaba casi 50 años en Etiopía ejerciendo de motor de cambio en uno de los lugares más pobres del mundo. Allí le llaman “Abba Melaku” (El Padre Angel) y dicen que es el “Angel de la Guarda” de los huérfanos. 

Su proyecto de construcción de la misión y su Escuela de Agricultura, en 1.991, fue y es hoy aún una referencia en Etiopía. Llegan bastantes voluntarios de muchos lugares, que incluso se pueden alojar allí mismo.




La Misión ha puesto en marcha, entre otros proyectos, un orfanato donde los niños viven con familias de acogida o con algún adulto o incluso solos con el cuidado de uno de los hermanos mayores ofreciéndoles apoyo para cubrir necesidades básicas y de educación.ç
Hay capacidad para 800 alumnos con unos 30 y pico profesores.

Pero el padre Ángel justo estaba en España cuando fui yo, y me recibió otro padre, José Luis Bandrés, bastante mayor ya y también misionero de los “Padres Blancos” como Ángel, que había estado en la Misión desde el principio, y con quien tuve la oportunidad de cenar en la propia Misión (me invitaron a mí y a mi conductor) y charlamos sobre algunos aspectos delicados

Él era defensor de sistemas políticos y culturales propios de África y alejados del modelo de “democracia” que Occidente quiere imponer y que no encajan en la vida de los africanos: un modelo vacío, electoralista, en general bipartidista, poco participativo y alejado de la cultura popular. No he dejado de aprender.




Este era un simpático voluntario vasco-francés que les lleva años ayudando en proyectos de ingeniería y en mil casos. Un ejemplo. Me conmovió.


Les dejé la ropa, material escolar, material médico y algunos juguetes y, en fin, se me hizo muy raro no hacer yo mismo la entrega directa. Como siempre en mis viajes de perfil solidario, una maleta es de tela y se puede doblar: así cuando se vacía la guardo en la otra y listo. Logística.

Ángel y José Luis llegaron a Etiopía en 1.968 en los últimos años del régimen del emperador Haile Selassie. Vivieron su derrocamiento a manos del Consejo Revolucionario comunista tras un régimen de casi medio siglo y vivieron también el conflicto fronterizo con Eritrea en primera persona. Su “discurso” es que actualmente el misionero evangelizador ya no existe, ahora, dice, sólo ayudan. Y es que ya no evangelizan, ayudan a la gente: impulsan proyectos de formación en una escuela donde forman capataces agrícolas, y especialistas en comercio.


Me encantó ver y oír la experiencia, fue muy positivo para mí y creo que tanto Ángel como José Luis son unos outsiders del catolicismo, interesados solamente en soluciones prácticas a las injusticias. Chapeau.


Día 4 – Ma 9 abr – WUKRO - MONTAÑAS GHERALTA (por tierra 1,5h pista)

Me dio pena dejar el hotel Wukro Lodge, con su propia huerta, pero tras madrugar iba a ser otro día extraordinario.

Emprendimos un espectacular viaje hacia las montañas de Gueralta, que albergaban el grupo de iglesias más famoso del Tigray. 

En la región de Tigray está el mayor patrimonio cultural y espiritual del país: unas 150 iglesias cristianas construidas entre los siglos X y XV, en medio de una región que es básicamente musulmana desde hace más de mil años. Todas ellas están excavadas en la roca, a más de 2.000m. La más sorprendente de todas me pareció Abuna Yemata Guh, en un acantilado de vértigo: para llegar trepé por una pared de 6m, con cuerdas, y crucé una estrecha pasarela con una caída de 200m. Luego te lo cuento.

Viajar en coche era de nuevo una excelente oportunidad para ver mejor las entrañas de Etiopía...y para seguir haciendo un tercer grado a mi conductor y enterarme bien de cómo vive y cómo se relaciona la gente.


Día clave de mi viaje por Etiopía: por la mañana me iba a atrever a subir a dos de las iglesias cueva más espectaculares e inaccesibles del Tigray: Maryam y Daniel Korkor, a las que se llega por la tripa de una enorme montaña de colores increíbles en un exigente trekking de subida empinada de 1,5h que me iba a recompensar con las que muchos dicen que son las vistas más memorables de todo el país.
 
Pudo ser: era una pasada estar allí arriba contemplándolas.


Pronto, paramos en Megab para comprar agua y recoger al nuevo guía y a un scout local (esta vez, sin arma).

Comencé con ellos la subida y al de un rato, empecé a pensar (pero no dije nada) que se trababa de una ascensión bastante empinada que entiendo no puede hacer cualquiera, de hecho me comentaron luego que hay muchos turistas que se dan cuenta de ello a un tercio de ascensión, no pueden subir ni despacio y se dan la vuelta.
Me llamaba la atención que el scout estaba subiendo con unas “sandalias de río”… qué humillación jaja.






Creo que debieran de avisarlo antes: algunos tramos de subida satinados son peligrosos en ocasiones
Nada más alcanzar la cima, una pareja de franceses me preguntó preocupada que qué tal había subido: aun jadeando les contesté un "much harder than expected". Jaja realmente estaban acojonados (como yo) pensando en cómo iban a poder bajar algunos tramos muy complicados, algunos de arenisca justo rozando acantilados... y es que en el Tigray había que olvidarse del vértigo y del peligro. Solo hay que estar concentrado.






Subiendo, veía a lo lejos la Iglesia de Abuna Yemata Guh que escalaría horas más tarde... y acojonaba un poco... o mucho.











Ocultas como tesoros perdidos en un paisaje árido, las antiguas e inexplicables iglesias rupestres de Tigray (hay más de 120) iban a ser todo un contrapunto a los increíbles templos que vería días después en Lalibela.

De innegable importancia histórica y artística, en parte excavadas en la roca y en parte construidas, la mayoría se halla en remotos riscos a los que se llega tras largas caminatas teniendo a veces incluso que trepar o escalar, aunque era evidente que esto formaba parte de su innegable atractivo. Es necesaria buena forma física, y ya me gustaría ver a Jesús Calleja con algún famoso por estas latitudes… grabando un Planeta Calleja. No hay huevos.

Maryam Korkor es una de las iglesias más grandes de la zona, enorme y con forma de cruz. Del siglo XII, tenía unos frescos bonitos y muy curiosos, que eran del siglo XVII.











A solo unos 200m está la otra iglesia, muy pequeña, Daniel Korkor y cuyo principal atractivo es que se encuentra en la cima de un vertiginoso precipicio.
Nunca había contemplado semejantes vistas en ninguno de mis viajes, lo cual es mucho decir. Me quedé atónito y se me olvidó el vértigo… o me lo gasté todo jaja.








Las vistas eran de escándalo y me sentí muy privilegiado por haber llegado hasta arriba. Daba miedo por el escaso metro de distancia hasta el vacío...



Bajé como pude, me resbalé incluso, agoté mis piernas y a medio camino hice bien en rechazar la invitación de ir directamente por un atajo a la cercana Iglesia de Abuna Yemata Guh (a la derecha, en la foto), prefiriendo dejarlo para la tarde, consciente de que iba a ser una experiencia más dura todavía y tras dar una re-pensada al “lío en el que me iba a meter".

Demasiadas emociones, pero no podía ser más feliz y estar más excitado.







Tras bajar y después de unas merecidas cervezas y regalar unos juguetes y unas playeras en el bar del pueblo, fui a comer a mi hotel Gueralta Lodge.(https://gheraltalodgetigrai.com/index.html), que era también muy bueno, con habitaciones en casas de piedra circulares individuales y una enorme cama.







Por la tarde, volví al coche para alcanzar la ruta de subida a Abuna Yemata Guh, a escasos kilómetros.  Había llovido y hacía algo de viento: confieso que no quería pensar siquiera dónde me iba a meter, para acometer esta aventura sin comerme demasiado la cabeza… porque no había perdido de vista Abuna Yemata a lo lejos mientras subí y bajé Maryam y Daniel Korkor.

Me parecía difícil que me atreviese a subir, pero no era imposible.




La ubicación de Abuna Yemata era algo impensable y radicalmente difícil de creer, en la ladera de un acantilado de más de 300m. Las vistas desde arriba eran de escándalo con algunos tramos en los que habías de subir a cuatro patas y también “de espaldas” y sobre todo el último, que requería un temple inusual. Tanto que a veces pedía que me llevasen de la mano porque hacía mucho viento y a veces me desequilibraba. Estaba acojonado si miraba donde estaba.

Se escala descalzo y hay algunos agujeros y huecos para los pies y manos (varios guías te ayudan y orientan).




Dicen que es uno de los lugares de culto más inaccesibles de la Tierra. Para poder visitarla es necesario sortear un largo camino de cornisas pedregosas, cruzar una especie puente desvencijado y finalmente escalar 6 metros de pared de piedra sin cuerdas de escalar ni arneses.

Pero hay personas que estamos dispuestas a correr ese riesgo, pensando en que hay padres y madres que llevan a recién nacidos para ser bautizados allí e incluso gente que carga con los cuerpos de sus familiares fallecidos para enterrarlos en la montaña.

En la caminata de subida hasta la base de la montaña, me crucé con una americana que bajaba sola con su guía. Le pregunté qué tal y me dijo que había estado aterrorizada pero que subir merecía la pena 100%, lo cual me produjo más inquietud pero me generó mayor motivación (y aceleración del latido) para subir. Por derecho propio se ha ganado el honor de ser la iglesia más peligrosa e inaccesible del mundo.








Se cuenta que en el siglo V el clérigo egipcio Yemata fue hasta Etiopía, escaló la montaña y excavó en la roca para construir esta iglesia. Los motivos no están claros. Hay teorías que sugieren que simplemente quería rezar a solas cerca de las nubes, mientras que otros dicen que quizá necesitaba un lugar apartado para evitar los saqueadores. O simplemente otra leyenda.

Este link de YouTube te convencerá de lo impresionante que es este lugar y cómo los lugareños suben como si nada. https://www.youtube.com/watch?v=IJCy64adY3Y

El caso es que 16 siglos después, Abuna Yemata Guh, a 2.600m de altitud, ha sido ya visitada por muchos miles de devotos locales y de viajeros, y según me dijo allí el actual sacerdote Kes Haile Silassie, que sube y baja a diario, y con quien estuve charlando un rato (con mi guía de traductor), nunca nadie ha sufrido un accidente grave. Leves, bastantes… pero nadie me dio detalles de la gravedad…

La iglesia en sí es pequeña y alberga pinturas de un gran valor realizadas en estilo etíope, único en el mundo, y también hay gran colección de santas escrituras y libros.

Abuna Yemata Guh aún hoy en día sigue siendo una iglesia muy viva, visitada tanto por viajeros como más aún por fieles y peregrinos, y a pesar del complicado y peligroso acceso a ella se siguen celebrando bautizos arriba en la Iglesia. Es increíble.















Fue la experiencia más dura y peligrosa a la que nunca me he enfrentado. No había turistas.

Lo peor eran las agujetas que ya acumulaba de la mañana y que había que subir descalzo, con bastantes tramos verticales, rocas satinadas y pasajes de infarto.

Aunque me aislé mentalmente de la dureza, el fuerte viento no ayudó. La temperatura era agradable. 

Un arnés algo cutre actuó como quita-miedos en un tramo y, además del guía (que me sacaba las fotos) había 2 personas pendientes de mí, para subir y para bajar (se ganaron la propina).


(foto de internet)

Cuando terminé de bajar, todos me aplaudieron... joder, me emocioné, snif, qué cosas!.









Tras bajar, se puso a llover y el guía me llevó a una caseta donde había gente bebiendo y comiendo, todos muy atentos conmigo (estaba allí hasta el sacerdote de la iglesia): sabían que había subido y estaban como... agradecidos?. Quité la sed con un brebaje horrible y caliente.


Ya abajo, pude tomar dos instantáneas espectaculares. Un buen colofón fotográfico. Estaba extasiado.




Día 5 – Mi 10 abr - MONTAÑAS GHERALTA – AXUM (por tierra 3,5h asfalto)

Íbamos a estar ya muy cerca de la delicada frontera con Eritrea, lo cual hacía todo aún más emocionante.
Por  el camino, paramos a comprar un montón de bolígrafos (30 "bic" cristal azules) para dar a los niños por la carretera. Allí es un artículo de lujo y tan necesario en las escuelas... que no tienen para todos...

La carretera seguía siendo muy espectacular (leí que era la ruta más bonita de Etiopía), sin apenas tráfico y de nuevo circulando a 3.000m de altitud...




El objetivo era ir al Monasterio de Debre Damo, uno de los más importantes de Etiopía, en un alto rodeado de acantilados, que íbas viendo de lejos poco a poco, y que me infundía un enorme respeto por la dificultad de subir y los videos que ya había visto en internet.





La aproximación a Debre Damo vino precedida por una suave subida en la que acumulaba ya unas agujetas tremendas por las dos palizas del día anterior. 

Mi conductor, como siempre, negoció y cerró el precio con un guía local, llamado Elda, y todo parecía estar incluido (la subida, la entrada, cuerda y el monje que supuestamente la sujeta arriba) excepto, oh sorpresa, la "asistencia" para subir la pared: si quería "ayuda" eran 300 bir más (10 eur), y si no la quería, tenía que subir y bajar "a pelo". Cabrones.

Yo estaba como "dopado" y aunque muerto de miedo, quizás no tanto como en Abuna Yemata, y me repetía: bueno, esto no parece tan jodido como lo de ayer.



Conseguí subir exhausto y jadeando la pared solo con la fuerza de mis brazos y con pocos puntos de apoyo; no es algo a lo que esté acostumbrado... aunque la bajada fue desde luego más "terrorífica". Jaja, y pensaba que estaba "viajado"...


En resumen, para subir a Debre Damo no hay otra manera que trepar una pared vertical de casi 20m agarrado a una gruesa cuerda de cuero que ayuda a subir. 
Si bien llevas otra cuerda atada a tu cintura, no esperes que el monje que está arriba con la cuerda haga "fuerza" para ayudarte: solo la tensa y está por si te sueltas para evitar que caigas al vacío. 
La guía Lonely Planet dice que “esta experiencia requiere nervios de acero, no tener vértigo y no fijarse en los nudos de la cuerdas hasta no haber bajado”. Por si alguien piensa que exagero.

En este link de YouTube podrás ver mejor de qué estoy hablando…y lo impresionante que es este mágico lugar. https://www.youtube.com/watch?v=NZ55BsC2kn8

No dejan subir a mujeres y los animales que hay arriba son todos machos. Arriba vi cómo viven unos 150 monjes. Es un lugar para quitarte el aliento. Pude ver unos depósitos de agua excavados en la roca, lugares de enterramientos casi en acantilados y, claro, la Iglesia de Abuna Aregawi (siglo VI) la más antigua que queda en pie no solo en Etiopía sino en África. Restaurada en 1.948, hay mucho escrito sobre ella y al parecer durante muchos siglos albergó grandes tesoros y algunos de los manuscritos más antiguos de Etiopía.








Sí, es lo que parece: tumbas.









También me aplaudieron cuando llegué abajo. Esto, pregunté por ello, me dijeron que en el fondo significaba que poca gente se atreve a subir... y muchos deciden que “no”, justo antes. A buenas horas...

Y es que pocas agencias te avisarán con claridad de la condición física que se te presupone... para no hacer el viaje en balde hasta allí. Merece la apena sin dudarlo...




Tras bajar me bebí 2 cervezas de trago en un bar y me embargaba una sensación muy placentera como pocas veces, por el esfuerzo, por el reto conseguido y por el privilegio de haber completado una experiencia tan impresionante, fuera de ruta y, desde luego para mí, inédita.


Continué mi periplo por las tierras del Tigray para poder llegar a Axum y poder visitar allí el famoso campo de Obeliscos o Estelas, con sus tumbas pre-cristianas, la iglesia de Santa Maria de Sión donde dicen que se esconde el objeto sagrado más venerado por el cristianismo ortodoxo etíope: el Arca de la Alianza, y luego el Museo Histórico, donde se albergan objetos de emperadores y libros sagrados de un valor incalculable…

Axum es uno de los enclaves históricos más importantes de África, y es el “centro del universo” para los cristianos etíopes, aún con muchísimo por excavar y por descubrir.


Tras el check-in, salí por mi cuenta a comer una hamburguesa buenísima a uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Y, tras una mini-siesta, estaba agotado, salí de nuevo, me cogí un tuk-tuk y me fui hasta la recomendable terraza del hotel Yeha en la cima de la ciudad con unas vistas ciertamente espectaculares. Me tomé unas cervezas y bajé andando para relajar las piernas: las agujetas me duraron casi 4 días, pero el resto del viaje iba a ser ya mucho más relajado...


Vi en Axum tiendas que vendían botellas de plástico de agua grandes…pero vacías. Cualquier recipiente para traer y llevar agua es en Etiopía  un bien escaso y un lujo. Bueno, así no se convierten en basura contaminante.





Día 6 – Ju 11 abr – AXUM – DEBARK (PARQUE NACIONAL MONTES SIMIEN) (6h asfalto)

Quedamos con un guía por la mañana y comenzamos por ir a ver los famosos obeliscos en Axum, la ciudad más antigua de Etiopía y la más sagrada.

Durante unos 5.000 años los obeliscos se utilizaron en el noreste de África como tumbas y monumentos en honor a sus soberanos, siendo en Axum, a 2.150m, donde esta tradición alcanzó su máxima expresión. También Patrimonio de la Humanidad desde 1.980.

Como las pirámides de Egipto, los obeliscos (también llamados estelas) de Axum representaban enormes carteles que clamaban la autoridad y la grandeza de las familias en el poder. Me llamaron la atención por su tamaño y su magnífico estado de conservación (con más de 2.000 años). Las piezas más recientes, talladas de un solo bloque de granito, tenían pequeñas ventanas, puertas e incluso tiradores y cerraduras.



El obelisco más grande (el mayor del mundo) mide 33m y pesa 500 toneladas, pero no permanece en pie ya que al intentar izarlo debió fallar la base y hoy esta fracturado en tres enormes bloques. El siguiente obelisco por tamaño mide 24m, pesa 150 toneladas. Impresionante y misterioso: cómo pudieron hacer esto hace 2.000 años?.









Se dice que Makeda, la (famosa) Reina de Saba nació y vivió aquí, en Axum, hace 3.000 años. Me ahorraré su larga historia.

Visité la Iglesia "nueva" de Santa María de Sión (de 1.960) que, aunque espectacular, en realidad no es muy bonita. Estaba cerrada pero me la enseñaron por dentro, solo para mí, un puntazo, y el sacerdote me leyó unos versos de la Biblia.





Al lado estaba la Iglesia "vieja" de Santa María de Sión (de 1.665), solo para hombres.






Al lado, POR FIN, visité también la Capilla de la Tableta, iglesia donde todos dicen que está custodiada la famosa Arca de la Alianza, conteniendo las tablas de los 10 mandamientos de Moisés. Sí, la de “Indiana Jones”.

Es sin duda el epicentro del culto de la Iglesia ortodoxa etíope. Según la tradición, narrada en el libro sagrado Kebra Nagast, junto a la iglesia de Santa María de Sion, en una pequeña capilla contigua, se custodia el Arca de la Alianza, que habría sido llevada a Etiopía por Menelik I, hijo de Salomón, rey de los judíos, y de la reina de Saba.



La Iglesia etíope, debido a la antigua tradición sobre el manejo y cuidado del Arca, siempre se ha resistido a las presiones de los arqueólogos modernos para estudiarla, y no te puedes ni acercar a la Capilla a menos de 10m. Solo la custodia un único monje, que de vez en cuando sale al exterior.

Una sola prueba en contra de esta creencia tendría unas consecuencias catastróficas e inimaginables para la fe en Etiopía.



Dejé atrás la región del Tigray para adentrarme en la región Amhara y alcanzar el macizo del Parque Nacional de los Montes Simien. Hoy tocaba hacer noche en Debark, pueblo en medio de la nada pero puerta de entrada al Parque.

Continuamos la carretera, parando en Shire a comer en el excelente restaurante del hotel Africa. Había cerca una delegación de la ONU y me echaron la bronca por sacar una foto desde el exterior.

Estaríamos a unos 40 grados, pero hubo tiempo para un cafecito... con ceremonia.



Seguimos conduciendo hacia las Montañas de Simien, con unas vistas de montañas que ya prometían. No parábamos de ver animales sueltos por la carretera y muchos niños, muy pobres, a los que seguíamos dando bolígrafos.










Pasamos por un enorme campo de refugiados, impresionaba, una verdadera mini-ciudad




Hicimos después una parada en un lugar aislado donde estaban trabajando el metal en el suelo, y había niños a los que dimos algunos juguetes y golosinas. No se lo daban de creído, probablemente nunca nadie lo había hecho.












Llegamos a Debark, punto de partida para iniciar la visita a Simien. El hotel Ras Dejen, normalito, estaba muy nuevo y los empleados aún muy despistados. Fijaros qué chancletas tenía en mi habitación... mezcla de Barsa y Madrid... en España creo que no tendrían éxito. 

Al atardecer, di un paseo por el pueblo, y causé sensación jajaja. Volví al hotel de noche por la carretera. La gente se extrañaba de verme pero todos me saludaban efusivamente…




Día 7 – Vi 12 abr – PARQUE NACIONAL MONTES SIMIEN

Pronto fuimos al Centro de Información del Parque Nacional de Simien, para obtener los permisos, pagar la entrada, contratar otro conductor (con un 4x4 más adaptado a pistas de montaña), un guía y un scout o guarda (ranger armado). 

Vaya logística, y era obligatoria!. Hacer todo esto por tu cuenta, sin una agencia, creo que sería complicado. Todo muy burocrático y con mucho “merodeador“ ofreciendo sus servicios.






Este Parque Nacional, creado en 1.969, Patrimonio de la Humanidad, tiene la friolera de 16.500 hectáreas. Su punto más bajo está a 1.920m, y allí está el pico más alto de Etiopía y el décimo de África: Ras Dashen, con 4.550 metros.

Con cañones profundos y escarpados picos de formas extravagantes que esculpen un paisaje tan impresionante como irreal, las montañas Simien se dice que conforman una de las cordilleras más bonitas de toda África. El paisaje es agreste y abrupto en muchas zonas, con rocosos acantilados de vértigo, por tanto espectacular.
El guía allí es fundamental (el “ranger” no tanto, o nada). 
Hay muchos planes de trekking, de horas o de días.












Visité también una cascada espectacular en la época de lluvias, las Jinbar o Jimber Falls, con más de 500m de caída, pero que cuando fui apenas tenían agua.
Las vistas recompensaron el esfuerzo de llegar, con un pequeño tramo final no apto para quienes tienen vértigo. Algunos enormes quebrantahuesos sobrevolaban la zona.

Me acordé del Salto del Ángel en Venezuela, con sus 980m de caída… la mayor del mundo.

     





Luego fuimos hasta Chenek para ir en busca del Capra Walia, un precioso antílope de enormes cuernos endémico de estas montañas. Y lo pudimos ver de lejos. Zoom a tope.
Este Parque alberga varias especies endémicas de Etiopía, como antílopes, leopardos… pero sentarme en medio de una manada de confiados monos babuinos gelada fue una experiencia inolvidable, con sus largas y tupidas melenas y una mancha roja en sus pechos. Pese a sus enormes dientes, son herbívoros. Fue un momentazo.

Del babuino gelada diré que es el único primate no humano que es capaz de mantener conversaciones con sus semejantes mediante modulaciones de la voz. 
Oír para creer, no daba crédito a los sonidos que emitían.










Pude fotografiar una enorme águila que estaba haciendo repetidamente vuelos rasantes a escasos 3 metros de mí. Impresionante.


La temperatura era fresca y bajó mucho por la noche (a 10 grados?). Coincidió que había un (lejano, pero aparatoso) incendio cuando yo estuve y estaban esperando que llegasen helicópteros del extranjero para sofocarlo.


El día anterior había decidido (y comunicado ya a Miriam, de Birana Tours) que quería pasar una noche más en Simien y quitar una de Lalibela. 
La idea fue buena, y tuvo más ventajas que inconvenientes (dormí en un albergue de montaña, en Sankaber, muy cutre, sin agua ni luz ni WC, con otros 7-8 guías y scouts en unas camas que en fin… no pude decir eso de “en peores plazas he toreado”). 
No me moví en la cama y hasta que todos se quedaron dormidos y dejaron de entrar y salir y de hablar jaja… no pude pegar ojo.

Pero gracias a quedarme en Simien pero tuve la oportunidad de interactuar mucho más con los monos, apurar más el trekking y contemplar un amanecer impresionante. Lo recordaré siempre como una nueva y diferente experiencia… 
Había llevado mi propio saco de dormir, linterna frontal, cargadores, embutidos, agua… logística no me faltó, estaba preparado.

     













Día 8 – Sa 13 abr - PN MONTES SIMIEN – GONDER (2 o 3h pista y asfalto)

Madrugué para salir pronto de aquel albergue tan cutre para poder despedirme con tiempo de un paisaje que me provocaba emoción y la sensación de que estaba en un lugar único y apartado del resto del mundo. 

El amanecer fue de lujo. 
Mucho frío.






Mi conductor habitual (Asichalew) vino a buscarme a las 8h. y fuimos ya dirección Gonder, pasando de camino muy cerca ya de la frontera con Sudán.





Dios mío, el hotel en Gonder, AG Hotel, también bien (http://asfawhotel.com/) y aunque no era espectacular, me pareció “el mejor hotel del mundo” tras haber dormido en “el peor hotel del mundo”.

Me fui por mi cuenta al restaurante “Four Sisters”, recomendado por la Lonely Planet como el mejor de la ciudad. Comí muy bien y pagué solo 6 euros. 
Por la tarde fuimos a ver el complejo de castillos medievales, la iglesia de Debre Birhan Selassie y los baños del rey Fasílades, con una guía muy simpática.

Ciudad algo caótica y rodeada de montañas con mucha vegetación, Gonder fue fundada en 1.635 y contiene un verdadero tesoro histórico
Los muros de esta Ciudad Imperial, albergan en el Recinto Real, de 70.000 m2, media docena de palacios y castillos medievales y un montón de leyendas (para aburrir) sobre inmensas riquezas.
Al explorarlos, con las explicaciones de mi guía local, una chica, no era difícil imaginarse las celebraciones, fastos y lujos que tuvieron allí. La UNESCO ha metido bastante dinero allí para restauración y mantenimiento. Es también Patrimonio de la Humanidad desde 1.979.













Elevada a más de 2.000m, esta ciudad del norte de Etiopía está considerada el "Camelot de África". Pero la fama se le queda corta porque la fortaleza de Fasil Ghebbi, fundada por el emperador Fasilides en el siglo XVII, es algo real mientras que lo del Rey Arturo… solo son leyendas.

Fuera del Recinto Real hay lugares tranquilos y evocadores, como los Baños del rey Fasilades a unos 3 km que me encantaron: antigua residencia veraniega, es un edificio precioso en medio de una enorme piscina vacía rectangular que usan una vez al año tras bendecir el agua (ver foto de una postal que compré allí). 
Creo que fue lo que más me gustó de Gonder, con enormes raíces que evocaban a los templos de Angkor Wat en Camboya.







También visité la espectacular iglesia de Debre Birhan Selassie, de más de 400 años, y de la que cuentan que un enjambre de abejas salvó de su destrucción por parte de invasores sudaneses. Otra leyenda etíope… pero la iglesia me pareció preciosa, rodeada de 12 torres, una por cada apóstol.





Me cogí un tuk-tuk y me subí al Hotel Godah, con unas buenas vistas.Allí conocí unas españolas…




Día 9 – Do 14 abr - GONDER – BAHAR DAR (3,5h asfalto)

Salimos hacia Bahar Dar (a 50 km) y, en ruta, un enorme pájaro chocó contra el cristal delantero y nos dio un buen susto.

Cerca de Addis Zemen vi desde la carretera esta curiosa formación conocida como El Dedo de Dios, un impresionante monolito natural basáltico.


Paramos a comprar chat en una enorme plantación que tenía un puesto de venta en el arcén. Mucho y muy barato (local price...)


Justo ese día, medio Gonder salía en coches y furgonetas hacia Bahar Dar para apoyar al equipo de fútbol local (también de la etnia Amhara), que jugaba por la tarde un partido contra el equipo "enemigo" de Mekele (de la región de Tigray). La gente iba sentada en los techos de algunos coches, en fin, una locura...





Rivalidad máxima y eterna. 
Mucho barullo y cánticos, ambientazo previo en Bahar Dar con pinta de potencialmente problemático jaja, aunque (menos mal) ni rastro de hinchas del Mekele. Yo dando vueltas por allí, viendo todo cada vez más caldeado, y la gente se sorprendía mucho al verme, quizás vi aquí la mayor perplejidad del viaje por mi presencia.

Me metí en un enorme mercado y tomé algunas cervezas viendo estratégicamente el mogollón de gente por la calle sin parar de cantar y animar a su equipo. Poca policía en apariencia, supongo que muchísima de paisano, como siempre en todo el país.




Mi conductor me pidió que no estuviera por la calle a partir de las 18h., por seguridad.

    

El hotel (Delano Hotel) estaba de lujo (https://www.delanohotelbahardar.com/es-es), de los mejores del viaje, justo frente al estadio de fútbol. Estuve 2 noches, me di un par de masajes (a 6 eur c/u).

Bahar Dar es una bonita ciudad, con aires tropicales, capital de la región de Amhara, a orillas del espectacular Lago Tana. 

Este famoso lago, de 85 x 60 km y el tercero más grande de África, tras el Victoria y el Tanganica, contiene 30 islas y 38 monasterios (algunos del siglo XIV) y es donde nace el río Nilo Azul, que recorre 800 km hasta juntarse luego en Sudán con el Nilo Blanco (que nace en Uganda), formando así el río Nilo, el más grande de África, el más largo del planeta, hasta desembocar en Egipto. Casi nada!.

Fui a comer a un restaurante junto al lago. No parecía Etiopía.







Día 10 – Lu 15 abr – BAHAR DAR

Fuimos a 30 km. en un trayecto de carretera maravilloso por una zona muy verde y, como ya advertían otros viajeros, una gozada visual y un viaje muy entretenido, atravesando muchos pueblos, impactantes y muy animados. Siempre digo que la vida está en los caminos y carreteras…












Antes de llegar a la famosa cascada, pasamos por el también famoso puente portugués Tis Isat, el primer puente de piedra de Etiopía, de 1.626.





Y caminando un poco más, por fin, allí estaban, las cataratas Tis Issat del Nilo Azul, impresionantes con 45m de caída, aunque no caía tanta agua como en la época de lluvias y por la construcción de una presa que está disminuyendo mucho su caudal...


... casi mejor ya que así pude acercarme muchísimo a la misma base de la cascada, “mojarme” y sentir de cerca su ruido ensordecedor. Una guía local muy simpática me iba explicando todo pues me acompañó durante toda la visita, trekking incluído.






Había un puente colgante muy largo.




Compré algunas pulseras, un café a la sombra, y a la vuelta regresé cruzando el Nilo en una barcaza local -la misma que usan los niños para ir al colegio- hasta la entrada del Parque.








De regreso paramos en un pueblo a tomar una cerveza helada en un lugar donde conocían a mi conductor. Un chica de 14 años me regaló esta preciosa foto con su hermana a cuestas.


Ya de nuevo en Bahar Dar, comí en otro lugar que tampoco parecía Etiopía, también en la orilla del mismo Lago Tana,





Por la tarde tomé un barco privado para navegar por el Lago Tana hasta alcanzar la península de Zagwe. 
Viento en contra, aguas ajetreada, e inquietantes e inesperadas olas de un metro ralentizaron bastante la ida, en una tarde agradable y muy soleada.


Allí visité dos monasterios muy conocidos por las pinturas murales del Antiguo Testamento en su interior.
Ura Kidane Mihret (más grande y famoso) con 12 puertas y un porche dividido en tres partes,una para sacerdotes, otra para hombres y otra para mujeres.

Como la anterior, la iglesia Assua Mariam (más bonita) está hecha de adobe y tiene planta circular; una vez al año, se saca en procesión un icono que, dicen, perteneció a San Lucas.













Caminé entre ambos monasterios por senderos que descubrían pequeñas aldeas escondidas en el bosque. Las dos iglesias eran de planta circular y estaban en el interior de frondosos bosques tropicales, con mucha vegetación. 
Había por el estrecho camino muchos puestos de artesanía y de cuadros, recomendables por precio y diferentes a los de otros lugares. Compré unas pulseras, y por allí me encontré de nuevo con unos españoles.







Regresamos a Bahar Dar y mi barco me dejó desembarcar en los preciosos jardines del hotel Tana, donde tomé unas cervezas hasta que vino a buscarme mi conductor.



Día 11 – Ma 16 abr - BAHAR DAR – LALIBELA (6h asfalto y pista)

Nada más salir, crucé a pie el puente sobre el Nilo ubicado dentro de la ciudad para intentar fotografiar hipopótamos.



Y subí al mirador del palacio de Bezait para contemplar desde las alturas cómo el Nilo Azul abandonaba el Lago Tana y se marchaba ya para formar el gran Nilo. Foto evocadora y fuera de ruta.





Iniciamos el camino hacia Lalibela, largo pero muy entretenido, parando en 2 lugares muy sugerentes: Awra Amba y el Monasterio de Naakuto Lab.

A 74 km de Bahar Dar y aún en plena región amhara, en una zona muy pobre y seca del trayecto en coche hacia Lalibela, quise parar en un poblado muy peculiar y mediático, Awra Amba, del que podría hablar mucho pero trataré de resumir contando que es una aldea que se rige por 4 principios fundamentales: equidad de género, derechos de los niños, ayuda a los más desfavorecidos y lucha contra la deshonestidad, la mentira, el asesinato y el robo. Casi nada!.

Me explicaron en una sala su filosofía, y me hicieron una visita guiada, en la que pude comprobar algunas cosas que ya había leído pero que me costaba creer. 

Desde una especie de residencia gratuita de ancianas, que uff me emocionó muchísimo, donde reciben cuidados, comida, ropa y mucho cariño de parte de los miembros de la comunidad. Me enseñaron el colegio, la biblioteca, la cafetería, un pequeño albergue (humilde pero limpio), huertas, el almacén de comida, talleres de trabajo textil, tiendas de productos fabricados por ellos (compré un mantel precioso). 
Todo me pareció muy meritorio e increíble y dejé un buen donativo.





Ejemplo ético de convivencia, basado en el trabajo comunitario, aplaudido y estudiado por ONGs y el Banco Mundial, no es ninguna majarada: es una comunidad “utópica” fundada hace casi 50 años por Zumra Nuru, un campesino idealista muy humilde que aún no sabe ni leer ni escribir, a quien pude conocer personalmente (foto) y charlar un rato. Sus comienzos fueron muy duros, con persecuciones y asesinatos a su gente, ante la incomprensión, recelo y desafío que implicó iniciar este proyecto, hoy modélico.


El caso es que este “modelo” funciona: sus aprox. 500 habitantes se reparten los beneficios del trabajo (su salario medio es el doble que en los pueblos de alrededor) y a cambio reciben alojamiento, educación, salud,… Me llamó la atención (pensando que estaba en Etiopía, claro) que las tareas no se asignaban según el sexo, sino por las capacidades y gustos de cada cual, respetando los derechos de todos. Un puntazo y una alegría más en este viaje.

Hice una pregunta deliberadamente incómoda para tantearles y aunque dudaron un poco, me aseguraron que, de tener gays o lesbianas en la comunidad, les respetarían y tratarían como uno más (recuerdo que en Etiopía van a la cárcel).




Seguimos el camino y nos aguardaba otra experiencia fascinante, además de dar comida a unos enormes monos poco amigables junto a la carretera.

Por alguna razón, y en una zona montañosa muy inhóspita y con una pésima carretera por donde vive gente bastante aislada, nos salían niños pequeños bailando danzas tribales. 
Me pareció muy emocionante y divertido y mi conductor, genial: paraba cada 1-2 km, hablaba con ellos y les decía que yo (un “faranyi”) les quería dar un bolígrafo (solo allí dimos como 20!, en distintos puntos de la carretera) y entonces me lo agradecían bailando de nuevo delante de mí (un “pase especial”).

Me lo pasé pipa, no paré de reírme emocionado ante tanto desparpajo y todos repetían como loros las mismas palabras que me oían decirles (“muy bien”, “qué guay”, “me meo de risa”, “qué majos”,…), fue tremendo. Olvidé que dijesen "Aupa Athletic".
















Otros niños y niñas -también con solo 8-10 años y muy pobres- venían por la carretera de sus colegios, con sus uniformes, abrazados o agarrados de la mano. Cómo te saludaban con la mano y cómo reaccionaban alegres si te veían que tú también les saludabas o les decías algo, fue algo para mí muy conmovedor. Emocionante e impagable.

Antes de llegar, a 6 km de Lalibela, en un marco precioso, y tras subir un puerto en obras, paramos en el misterioso y pequeño Monasterio de Nakuto Laab, y ubicado en una cueva natural bajo una inmensa pared, escondido (tras un feo muro) de todas las miradas y que alberga algunos tesoros. Otro guía me enseñó este increíble lugar: este convento, edificado en una gruta rodeada por estanques, ríos y vegetación, es un lugar que irradia una paz espiritual increíble. Su origen se remonta al rey Nakuto Laab, que vivió en el siglo XIII y abdicó para pasar el resto de sus días como eremita en este idílico paisaje.

El sacerdote hacía bendiciones y llenaba botellas con el agua “milagrosa” que se filtraba por el techo de la cueva, para sus fieles. Me encantó.








Y en una cercana hilera de puestos de artesanía hice algunas compras interesantes (como siempre, a cada vendedor alguna cosita, para así distribuir mejor el dinero).


El hotel de Lalibela, Top 12 (https://www.toptwelvehotel.com/) me brindó unas vistas MUY espectaculares desde la terraza de habitación. Tremendas fotos.

Estuve 2 noches y una de ellas me permitió ir andando (10 min) a cenar a uno de los restaurantes más singulares y recomendables de Etiopía: Ben Abeba (http://www.benabeba.com/lalibela/Home.html).





Día 12 – Mi 17 abr - LALIBELA

  
Lalibela es una ciudad que, casualidad, justo estaba casi entera en obras. Polvorienta.

Pero es el corazón de Etiopía, y es de paso obligado: una joya turística, quizás la mayor de Etiopía. Me resultó apabullante y apasionante. Imprescindible en todo viaje a Etiopía.

Le llaman "La Petra de África" y es todo un centro de peregrinaje. Tras Axum, es la 2ª ciudad santa de Etiopía. Religiosidad y misticismo se mezclan en un lugar que pese al turismo no ha perdido un ápice de autenticidad.

A 2.600m, es una mini-ciudad religiosa del siglo XII. Intentaron crear en una sola ciudad la nueva capital imperial y una nueva “Tierra Santa” pues las peregrinaciones a los santos lugares de Jerusalén eran por entonces una peligrosa aventura, ya tomados por los musulmanes.

Día emocionante, me disponía por fin a visitar las famosas Iglesias. Lo que estaba a punto de conocer era algo tremendo e impactante. Se respiraba cierto respeto y recogimiento y éramos muy pocos los turistas que estábamos merodeando por allí (todos con su guía correspondiente).

Comencé visitando un triste museo (que van a sustituir en breve por otro más grande y moderno) sin luz eléctrica y enseguida comenzamos poco a poco a meternos en “el lío”. Son importantes las explicaciones que te dan de todo.

Hay que situarse: es un conjunto de 11 iglesias, muchas, monolíticas, es decir, construidas y excavadas en la misma roca, de arriba hacia abajo, de forma que su techo quedó a la altura de la superficie del terreno. Es asombroso, con hasta 12m de altura. Ver para creer. Otras, semimonolíticas, están también talladas en la roca pero unidas a ésta por un lateral o por el techo.

Patrimonio de la Humanidad desde 1.978, es un lugar de culto sagrado para todos los etíopes. La entrada al conjunto eran 50 euros (una fortuna en Etiopía). 
Hay dos grupos de Iglesias separadas que simbolizan la Jerusalén terrenal y la celestial. Puedes visitarlas en un mismo día: mañana y tarde, como yo hice. La UNESCO ha protegido del sol y la lluvia, con sofisticadas carpas rígidas, algunos de los templos. Han metido mucho dinero.

Llenas de misterio, su construcción data del siglo IX por el rey Lalibela pero ¿cómo se consiguió edificar en solo 24 años los 11 templos con la ayuda de solo 6.000 esclavos?: con qué medios materiales?, con qué conocimientos arquitectónicos? (la técnica es demasiado compleja, como sucede también con las pirámides): a martillo y cincel?.

















Para visitarlas con calma, sin prisa, allí te dicen que son “la octava maravilla del mundo”. Aún siguen sacralizadas, son inmensas, artísticamente refinadas, tienen un misticismo extraordinario y presentan un óptimo estado de conservación.

Principal tesoro del cristianismo ortodoxo etíope, son una maravilla arquitectónica excepcional, llenas de túneles y pasadizos que las comunican. 
Uno de los muchos por los que me llevó mi guía, estaba completamente a oscuras: me dijo que no encendiese siquiera la linterna del móvil y que simplemente siguiese sus instrucciones durante unos 2 minutos con las manos en pared y techo. Impresionante experiencia, escuchando cánticos. Respeto y carne de gallina. Impagable.

La iglesia de San Jorge, que dicen simboliza el Arca de Noé, es sin duda una de las fotos más icónicas de Etiopía. Es algo único, y verdaderamente muy espectacular, de piedra roja: excavaron 3.400 m2 de roca, creando un foso de 12m de profundidad en torno a un bloque central que después esculpieron en forma de cruz… y añadieron cornisas y ventanas… para abrir en su interior una cúpula. Impresionante…

































Adornadas con pinturas sorprendentes, y tan antiguas!, parecían cobrar vida con los cánticos de los sacerdotes vestidos de blanco. Dentro de ellas, siempre alfombras y muchas pinturas murales, manuscritos y antigüedades. 
También leí sobre las pulgas en las alfombras que pisas sin calzado, pero no me enteré: lo sabía y fui preparado… jaja con un "protector de calcetines" (de los de hospital).








En las iglesias de Lalibela, y en todas las iglesias cristinas (ortodoxas) en Etiopía, hay una réplica oculta del Arca sagrada de la Alianza, que solo pueden ver los monjes que las custodian, pero que se sacan en procesión en la multitudinaria fiesta del Timkat (19/enero).

La presencia y devoción del Arca de la Alianza es un pilar fundamental y clave en la religión etíope.


Día 13 – Ju 18 abr - LALIBELA – ADDIS ABEBA – DIRE DAWA – HARAR

Este día el objetivo era llegar a la musulmana Harar, en el este de Etiopía, y completar así ya la última parte de mi viaje. Era necesario tomar dos 2 vuelos. 
Llegué muy temprano al aeropuerto de Lalibela, muy pequeño y en medio de la nada, pero con útiles vuelos a Addis (hacer esa ruta en coche no merece la pena).

Me despedí de mi conductor, Asichalew, con tristeza por todo lo que habíamos compartido durante 11 días juntos; este momento es ya un clásico en muchos viajes. Profesional, buena propina y a seguir.

La escala prevista en Addis iba a ser de solo de 3 horas (para tomar un segundo vuelo a la ciudad de Dire Dawa, desde donde iría a Harar), pero pasó a ser de 7 horas por mal tiempo en Dire Dawa (diluviaba). Salí fuera del aeropuerto de Addis, regresé tras unas horas pero me comunicaron ya que el vuelo quedaba cancelado (cuando llevaba ya 9 horas de espera).

Muy cansado, recuperé mi maleta y me fui a un excelente hotel, Azzeman, de 4 estrellas cercano al aeropuerto y con servicio gratuito de transfer, a dormir unas horas porque a las 7am me salía el vuelo que se había cancelado. Con desayuno: 50 usd. He de agradecer la rápida ayuda de Birana Tours para pasar este mal trago y su influencia en el precio. Cosas que pasan. Calma.


Día 14 – Vi 19 abr – HARAR

Madrugón en Addis. El aterrizaje en Dire Dawa se produjo en medio de sol y calor. 

Leí que Harar era la ciudad más fascinante de Etiopía. Y es que perderse por sus sinuosas callejuelas (rodeadas de un muro de casi 4km y 4m de alto) podía resultar tan irresistible como visitar sus mercados y casas tradicionales dentro la antigua ciudad amurallada. Fue donde más gente vi mascar “chat”, era una pasada.

El conductor que me esperaba en Dire Dawa para llevarme a Harar (53 km. 1,5h) sabía poco inglés, pitaba y saludaba a todos los policías que veíamos por la carretera, con la mano o con la bocina. Vaya crack. 
Pero lo mejor de todo fue algo que me dejó descolocado: “do you like music?”, me preguntó. Ja!!!: no daba crédito. Empezó, con buen volumen, con soul clásico, luego Gloria Gaynor, Bonnie M., jaja y música de los 80’s. 

Él solo me decía: “just relax”. Surrealista.
Y las cantaba!...


Otra novedad: los tuk-tuks eran abiertos (no cerrados) por los laterales, y es que eran de fabricación hindú en vez de china. El ambiente en los pueblos que atravesábamos era ya muy musulmán y yo estaba encantado por ello.  Todo era bastante chocante viniendo de zonas tan cristianas.

Nunca creo que vuelva a estar tan cerca de la frontera con Somalia (ni de la de Eritrea, cuando estuve en Debre Damo, ni de la de Sudán, cerca de Gonder).

Los camiones que iban y venían de Somalia llamaban la atención, con enormes cargamentos de “chat” y de muchos otros materiales.
Bastante barullo en general y bulliciosos mercados por la carretera antes de llegar a Harar. Algo no cambiaba respecto al Norte: muchos haciendo auto-stop y muchos animales, sobre todo burros…y también algunos camellos, como en Danakil. Y aunque también veías mujeres “normales”, sin hijab ni túnica, eran una clara minoría. En cualquier caso, tolerancia a tope.









Llegué a Harar, por fin, y me enamoré de la atmósfera nada más verla; el enclave musulmán más importante de Etiopía, era como haber retrocedido unos cuántos siglos.

Leí que la parte amurallada de la ciudad, de aires moriscos, tenía 370 callejones en menos de 1 km2. Imagínate el enjambre. 
Casi toda ella parece un gran mercado, en el que los gremios se agrupan en zonas diferenciadas claramente por barrios, como los herreros, que abren sus talleres en las callejuelas cercanas a la puerta de Buda, o los cosedores de ropa, que ocupan una calle próxima al mercado central.

Mi nuevo guía, para los 2 días en Harar, era un hombre de apariencia mayor, of course musulmán y con “kufi” (gorrito tradicional que muchas personas de avanzada edad lo usan a diario como símbolo de autoridad, sabiduría o status), y que llevaba de guía local en Harar toda su vida.
Hablaba inglés algo justito pero es que nunca lo había estudiado: solo de lo que había aprendido por su trabajo. Al principio, por prejuicios, por su edad me sentí algo decepcionado pero luego me di cuenta de que me abriría muchas más puertas, como así fue, pues todos le conocían y saludaban y respetaban…



Resultó desconcertante comprobar cómo, al llegar a mi “guesthouse” (casa de huéspedes, tradicional) prevista en Harar, ya no me esperaban… al no haberme presentado el día anterior. 
Tras una discusión con la dueña, mi guía desapareció y al de un rato el “porteador” de mi maleta me llevó de nuevo entre estrechos callejones a otra casa muy similar, donde estaba ya mi guía hablando con unas señoras algo serias que no sabían ni papa de inglés.

Comprendí la situación y me quedé allí calladito. El baño, compartido, no tenía ni luz ni agua (ésta estaba cortada en toda la ciudad histórica). Me daban un bidón para usar para usar el wc y ducharme al día siguiente. La habitación, doble, muy sencilla, limpia y ventilada, daba a un patio y tenía cerradura. Para mí suficiente y perfecto. Estaba por fin en el corazón de la antigua ciudad fortificada, conocida localmente como Harar Jugol. En pleno cogollo.



La puerta principal, entre cinco, de bienvenida a la parte antigua de esta ciudad musulmana era reveladora: te adentras en un mundo milenario, fundada en el siglo X y Patrimonio de la Humanidad desde 2.006 y que cuenta con 82 mezquitas dentro de las murallas, tres del siglo X, y 100 santuarios.

Dicen que es la 4ª ciudad santa del Islam, tras Medina, Meca y Jerusalén.

Callejuelas de colores, con gran impacto visual, con casas coloreadas y también muy decoradas en su interior, vi varias y cómo hacían unos dulces deliciosos.


Fuimos al Mercado de la Carne, donde traen la carne directa del matadero: te colocan trozos de carne de camello en la mano y en la cabeza y, en segundos, un enorme pájaro carroñero (milano negro) baja en picado desde los tejados y te la quita sin apenas rozarte. Ufff, qué sensación. 
Un poco turistada, pero de verdad acojonante. Tengo videos...




Pasear por las callejuelas me pareció brutal... y la fotografía se tornó protagonista absoluta.































Recuerdo solo algunos de los muchos lugares que visité, todos con alguna historia...

El Centro Arthur Rimbaud, un famoso poeta francés con mucho "tema" (fue traficante de armas...), en una residencia de estilo hindú, espectacular por dentro y por fuera.






La Plaza Feres Magala, frente a una catedral que habían construido sobre una mezquita egipcia.






El Ayuntamiento...


La casa del padre de Haile Selassie


La mezquita más grande de Harar, del siglo XVI, no era demasiado bonita por fuera, y no pude entrar por no ser musulmán.



Un orfanato cristiano… en el que estuve charlando con uno de los responsables y me dejó moverme por todas las instalaciones...





La Tumba de Sheik Abadir, el legendario fundador de Harar, y que es un lugar de peregrinación donde la gente va a rezar plegarias para solucionar sus problemas.

Impactante, insistí en entrar y me dejaron como favor especial, pues los musulmanes tampoco pueden entrar. No pude sacar fotos dentro...pero tomé un café en el cementerio interior e hice algunos amigos…






Una fábrica de café...


Desde el restaurante del (muy recomendable) Hotel Ras, fuera de la ciudad amurallada, y donde comí los dos días que estuve en Harar, vi pasar una multitudinaria manifestación islámica, que (era extraño) corría rauda y gritaba con fuerza "Allah Akbar! (Alá es grande), con los hombres separados de las mujeres. Inquietante de cojones. 

Luego pasé por la plaza donde estaban dando el mitin y aún seguían gritando rabiosas consignas sobre Alá. No quiero ni imaginarme a la policía secreta del gobierno de Abiy vigilando y tratando de evitar que este caldo de cultivo (parecían muy cabreados) vaya a más...

Harar está plagada de tuk-tuks (trayectos 20-30 ETB = 60-90 cents eur)



Y luego por la noche vino lo de las hienas salvajes: dos familias se encargan de darles comida a diario (sobre las 19h.) e invitan a quienes estén presentes a hacer lo propio. Es un ritual nocturno que, dicen, les disuaden de atacar al ganado o a personas. 

Te dirán que estos grandes carroñeros deambulan sueltos por la ciudad y que es posible cruzarse con ellos si se sale a pasear de noche en un encuentro singular pero inofensivo. 
Yo no me lo creo, sorry, parece una historia del pasado para asustar a los niños… e inquietar al turista.

Se cuenta que durante siglos las hienas solían colarse por la noche en la ciudad y atacaban a niños y a adultos desprotegidos. Por ello pusieron unos “alimentadores” que les daban de comer despojos de vaca, con un palito, y les habla. 

Hasta hace poco quedaban dos alimentadores en dos puntos de la ciudad, pero hoy en día, solo queda uno que sigue haciendo esta función, ya más quizás como atractivo turístico que como “necesidad”. 

Es algo único en el mundo, muy peculiar y una rareza total. A veces han llegado a aparecer hasta diez ejemplares, pero cuando estuve yo solo vi a tres.




Suelo desconfiar siempre, y renegar a veces, de cierto tipo de turistadas, pero la verdad es que esto es un espectáculo (llamémoslo así) tan impactante que deja sin palabras. 

En una noche con luna llena, a 3 km de Harar y con la sola iluminación de las luces de un par de coches y tuk-tuks, ver acercándose en la oscuridad y sigilosamente a semejantes animales para comer los huesos y vísceras que les ofrece el “alimentador” con un palo, prometo que me hizo pasar de la más absoluta incredulidad al deseo de verlas aún de más cerca. 

De hecho fui la primera persona que se atrevió a acercarse, en fin, el resto está en las fotos (no muy buenas) y algún video. Pagas a la voluntad. Al final. En mi caso 100 Bir (3 eur) fue suficiente. Una experiencia extrema.






Dejando de lado esta majarada, el haber podido dormir en una de las tradicionales casas harari maximizó mi estancia en Harar, pero también escuchar las llamadas a la oración de las mezquitas, beber el delicioso café que da fama a la ciudad, meterte por sus silenciosas callejuelas, sumergirte en sus mercados locales, caóticos y tan auténticos, contemplar los santuarios junto a esos enormes árboles, han sido algunas de las extraordinarias vivencias que puedes disfrutar en la indiscutible capital del islam etíope.


Día 15 – Sa 20 abr – HARAR – DIRE DAWA – ADDIS ABEBA

Me levanté pronto para pasear por la ciudad antes de que ésta se desperezase. Era un extraterrestre... 




Tras visitar un ajetreado y colorido mercado “con de todo”, donde compré guindillas y cayenas, tomé un cafecito antes de regresar de nuevo a mi alojamiento y re-desayunar a tope.









Disponía de solo 6 horas para terminar de visitar más cosas de Harar. Me vino a buscar mi guía y empecé por cerrar flecos: más mercados, un mirador en lo alto de Harar, una fábrica de cerveza local (comprada por Heineken en 2.011) y callejear. De lujo.














La venta de "chat" es brutal, en todos los sitios. Una droga "popular"...






Después de comer, llegó mi conductor, de nuevo con más soul jaja, y me llevó a Dire Dawa para tomar el vuelo a Addis. 

Llovía bastante por lo que no pude visitar esta ciudad (un mercado y la antigua y famosa estación de tren a Yibuti), así que me metí a un buen hotel a tomar unas cervezas y pillar un poco de wifi, antes de ir ya al aeropuerto, diluviando.
Llegué a Addis sobre las 20h. pero el vuelo internacional no salía hasta las 3,45am. 
Con otro conductor a mi disposición en Addis, hice unas últimas compras (muchos paquetes de un café impresionante, marca Tomaca, tabascos locales, y un par de botellas de blanco etíope chardonnay…). 

Sabía ya que en la terminal internacional no había nada para comprar y que todo era carísimo y en usd, además de que la mayor parte de los duty-free estarían cerrados a esas horas, así que no fui hasta las 0,30h. 

Antes, estuve cenando en un lujoso hotel, Ramada Addis, viendo un concierto de jazz en directo, lleno de gente “guapa”. Podía estar en una ciudad europea perfectamente y parecía que era yo, con mis pintas, el que les iba a robar a todos…

Día 16 – Do 21 abr – ADDIS ABEBA – MADRID - BILBAO

El vuelo de Addis a Madrid (por solo 210 eur) con Saudi Arabian Airlines hacía escala y cambio de avión en la costera Jeddah (en Arabia Saudita, a solo 80 km de La Meca) tuvo algunas "cosas": un impresionante despliegue de seguridad en Addis que incluyó una segunda, y muy exhaustiva, revisión de equipaje de mano por parte de azafatos que parecían más de un servicio secreto y dentro ya del propio finger, cuatro metros antes de entrar. Muy raro. 

Dentro, un Airbus 330 muy nuevo y con asientos de cuero beige, un lujo “árabe”.

Como estábamos solo unas 35-40 personas en un avión en el que cabrían unos 300 pasajeros, nos dijeron eso de “Free Seating”: y ale! cada uno nos sentamos donde quisimos en un vuelo de solo 2 horas que dormí íntegramente. 

Salvo yo, ni un solo occidental a bordo, todos con vestimenta árabe "de la dura": todos los hombres con túnicas elegantes y turbante y todas las mujeres con niqab, burka o chador (ninguna solo con hiyab). Y yo con mi gorra de Bubba Gump...

El control de pasaportes –pese a estar en “tránsito” en Jeddah- fue de los que daban respeto: había habido un reciente atentado en Arabia Saudi, en guerra con Yemen, y estaban en alerta. Las preguntas y las miradas, la policía, en fin. 
Me acordaba de que, menos mal, justo acababa de renovar mi anterior pasaporte con los sellos de entrada y salida de Irán. Hubiese tenido serios problemas, seguro. 
Por último, el vuelo a Madrid (en un Boeing 787, 100% completo) tenía una inédita “sala de oración” a bordo, imagínatela, al final de los pasillos laterales y entre los dos wc, 8m2 diáfanos entre cortinas y con asideros. Acojonante.

Saudi Arabian Airlines a través de Jeddah, aeropuerto pequeño y con un duty-free muy caro, está comenzando a ofrecer precios “sospechosamente baratos” como hub hacia/desde destinos africanos. Estas navidades, si nada se tuerce, me volveré a aprovechar del re-posicionamiento de esta aerolínea de bandera saudí desde esta ciudad árabe.

En fin, yo solo deseaba despegar ya cuanto antes hacia Madrid, donde tenía una escala muy ajustada a Bilbao con Iberia, vuelo que cogí por los pelos pues llegamos a la T-2 40 min. más tarde de lo previsto y debía ir a la T-4, habiendo además huelga de handling en Madrid. Cogí el autobús y llegué muy apurado.

En el aeropuerto de Bilbao, tras recoger mi equipaje, debí llamar la atención de un guardia civil ocioso que debió imaginarse, por mi aspecto, "que Madrid no había sido mi aeropuerto de origen” jaja. Un interrogatorio muy surrealista fue lo único que demoró tres eternos minutos más mi llegada al botxo.

Este viaje -quizás no apto para cualquiera- ha sido adictivo, he tenido mucha aventura e innumerables momentos gloriosos… algunos, he de decir, ciertamente apoteósicos e incluso muy impactantes. África pura, rodeada de sencillez y llena de crudos contrastes.

Otro viaje con recuerdo imborrable, para variar, y muchas coincidencias de opinión con buenos blogueros viajeros a los que había leído en detalle.
Por su ubicación en el cuerno de África, la tradición del cristianismo ortodoxo y el hecho de no haber sido nunca colonizada, Etiopía constituye un territorio único y diferenciado del resto del continente africano. 
Y las iglesias monolíticas de Lalibela son su tesoro histórico y religioso más preciado y fascinante, aunque quizás me quede con otras experiencias más potentes durante este viaje.

Si miro hacia atrás, veo que en mi vida he hecho muchas cosas, algunas, fantásticas e irrepetibles. 

Porque me vienen a la cabeza, entre muchas, aterrizar en helicóptero en un volcán de Nueva Zelanda, poder ver de cerca orangutanes en libertad en la Reserva Natural de Semenggoh (Borneo malayo), bucear con tiburones y mantas en la Polinesia francesa, bañarme bajo el Salto del Ángel en Venezuela (980m.), hacer trekking dos días con las tribus de las montañas de Sapa (Vietnam), presenciar una ceremonia de vudú en Benín, visitar el atolón más bonito del mundo en Aitutaki (Cook Islands), o estar a 4.910m. en los andes peruanos bajo el vuelo del cóndor… tantos recuerdos grabados a fuego y ya imborrables.

Y es que Etiopía va a añadir de pleno derecho algunas memorables experiencias a esta relación de lugares especiales.
Porque es un país que me ha cautivado como pocos, tan auténtico, y que me ha regalado sitios naturales excepcionales y lugares históricos centenarios y milenarios en un sorprendente estado de conservación, siendo único y diferente dentro del África negra, plagado de tesoros y mitos que alimentan un orgullo inquebrantable, a veces casi altanero, que he podido constatar en casi todos los etíopes cuando hablan de unas historias inverosímiles… a las que se aferran.

No por haber viajado a muchos países uno deja de seguir emocionándose cuando se va acercando el momento de la salida hacia destinos tan potentes como Etiopía. De inicio ya me inspiraba aventura y prometía sorprenderme con sus espacios de leyenda. 
Estaba muy receptivo y fui mentalizado para vivirlos intensamente. 

Etiopía me ha encantado. Una experiencia viajera única y muy por encima de mis expectativas iniciales.

Confirmo que padezco africanitis.

Y dejo, como siempre, un vídeo del viaje donde se ven mucho mejor las experiencias, con mayor intensidad. Lo he partido en dos:

Primera parte: https://youtu.be/gjlnmYnFiiY (Norte)

Segunda parte: https://youtu.be/40kVtgnIZ5M (Lalibela y Harar)

6 comentarios:

  1. Seguro que lo que nos muestras a la vuelta serán tan gratamente sorprendente como todos los viajes anteriores que has hecho!!! Buen viaje amigo mío.

    Jorge

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  2. Gracias Jorge, con Etiopía pongo ya el listón muy alto. Tengo grandes expectativas. Abrazo.

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  4. Me encantaría conocer África, es mi sueño y espero muy pronto lograrlo y compartir mi experiencia así como lo haces en este blog, la verdad soy una viajera y me encanta descubrir nuevas culturas.

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  5. Hola Oscar, un placer volver a leer un post viajero tuyo. Algo tan bien analizado, argumentado y expuesto que además de disfrutar de la propia experiencia de leer y descubrir nuevos lugares, se aprende desde el primer momento . Con el análisis geopolitico que nos haces, uno entiende mejor el porqué de muchas cosas de la región, la idiosincrasia de sus gentes y formas de vida. En cuanto al viaje, pues qué decir!| Como siempre mucha envidia y un disfrute de relato. La única pega es que nos lo desmigas tanto que apenas nos quedan preguntas por hacer.- ja ja. Un abrazo amigo

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    1. Buenooo. Gracias por tus comentarios...

      Y tomo nota de lo que dices al final, jaja. Fíjate. Cuando pienso en todo lo que he viajado por el mundo y en lo mucho que aún me queda por conocer, creo que muy pocos países ameritan tantas explicaciones como Irán y Etiopía, dos realidades apabullantes, apasionantes y tan diferentes de todo, con tanta historia detrás, que hace muy difícil pasar de puntillas y evitar poner un ojo crítico en lo que se vive allí.

      Es un lujo poder visitar, en condiciones de total seguridad, dos paises tan impresionantes, dos regalazos para cualquier viajero en busca de aventura y vivencias inéditas.
      La verdad es que se me puede empezar ya a complicar un poco los próximos viajes... pero me relamo solo de pensar en el tiempo que voy a pasar eligiendo destinos a futuro. Mis "next steps"...

      Un abrazo.

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