La verdad es que con Sri Lanka teníamos expectativas muy altas. Nº 1 en New York Times sobre 31 destinos en 2010 y nº 1 en Lonely Planet para 2013.
El viaje estaba ya reservado y pagado desde Octubre y nos ayudó a montarlo Sri Lanka-In-Style, una agencia de Colombo regentada por un español que salió en TV en Españoles por el Mundo y en Madrileños por el Mundo.
Me bajé los dos programas por Internet y contactamos directamente con él allá por Septiembre. Nos emplazó a Rafa, su travel manager en España, un tipo de Granada, viajero solitario, que nos diseñó todo a la medida (le volvimos loco!! para pulirlo) e incluso pudimos estar con él en Sri Lanka en dos puntos del viaje ya que, casualidad, él estaba allí de vacaciones antes de ir a Bután, Nepal y China. Vaya crack, un tío muy cool y super majo, muy viajado, al que no hemos podido exprimir más información y recomendaciones antes de, y durante, nuestro viaje.
Con sus consejos, TripAdvisor y Lonely Planet, hemos hecho un viaje que solo puedo calificar de delicioso, placentero y muy completo y variado.
Con sus consejos, TripAdvisor y Lonely Planet, hemos hecho un viaje que solo puedo calificar de delicioso, placentero y muy completo y variado.
Allá vamos!
No hemos parado quietos. 4 hoteles (siempre solo bed and breakfast, as usual) en los que hemos estado 2, 1, 1 y 3 noches, por cierto todos con wifi gratis, incluso en las habitaciones. A pesar de haber contratado todo con tanta antelación, el segundo y cuarto hotel los cogimos obligados porque no había plazas en los que pretendíamos: todo reservado.
Error: no buscamos aparte en mayoristas como Agoda o Bookings, que trincan todo y luego lo van vendiendo en sus webs. En cualquier caso, en general no hemos visto mucho turista salvo en los hoteles, en contra de lo que nos decían: temporada alta y destino emergente de moda. O sea, mejor que mejor.
En el tsunami de diciembre 2004 que arrasó a las 10am todo el sudeste de Sri Lanka murieron unos 30.000 (contra 15.000 en India) más unos 5.000 desaparecidos y 1,5 millones de desplazados. Pudimos visitar muchos de los sitios donde ocurrió todo. Leí que una ola de 7-10 metros entró a más de 700 km/hora. Tardó 4h. en llegar desde Indonesia. Solo imaginarlo entra canguelo. Vimos algunos efectos tanto en zonas pobladas como despobladas y la verdad es que increíble que en 8 años se hayan recuperado de esa manera.
Luego también, pensemos en la Guerra Civil de Sri Lanka: desde 1983 hubo una lucha entre el gobierno (budista) y los tigres tamiles (hinduistas), un grupo militar separatista que luchaba para crear un estado independiente en el Norte y Este de la isla. Los Estados Unidos y la Unión Europea lo consideraban un grupo terrorista y nos dijeron que unas 100 mil personas perdieron la vida durante el conflicto. La organización fue derrotada en 2009 y su líder muerto en combate. La gente no decía ni mú sobre esto, aunque el norte no lo pisamos.
Qué decir de Sri Lanka.
Pues que es una gran desconocida. Una delicia. Lo mejor: la variedad de su paisaje natural, desde jungla tropical, hasta vastas plantaciones de té (qué espectáculo, todo verde!!), playas vírgenes y nueve parques naturales, uno de los cuales visitamos, Yala, y tenía nada menos que la mayor reserva de leopardos del mundo. Luego, el tremendo legado arquitectónico (holandeses, portugueses e ingleses), la enorme influencia del budismo,…y una extraordinaria riqueza natural, ciudades coloniales y unos tesoros culturales que te aseguro no encuentras en muchas partes del mundo.
Pues que es una gran desconocida. Una delicia. Lo mejor: la variedad de su paisaje natural, desde jungla tropical, hasta vastas plantaciones de té (qué espectáculo, todo verde!!), playas vírgenes y nueve parques naturales, uno de los cuales visitamos, Yala, y tenía nada menos que la mayor reserva de leopardos del mundo. Luego, el tremendo legado arquitectónico (holandeses, portugueses e ingleses), la enorme influencia del budismo,…y una extraordinaria riqueza natural, ciudades coloniales y unos tesoros culturales que te aseguro no encuentras en muchas partes del mundo.
Es más pequeña que Irlanda y alberga una de las mayores biodiversidades del planeta. Lo peor, y ya estábamos avisados, la "paliza" de coche: el querer abarcar tanto en tan pocos días hacía necesario el tener que moverse en trayectos de 3-4 horas, en un país con malas carreteras (excepto la autovía del Sur hacia Colombo) en las que la velocidad media no sobrepasa los 60 km/h, pero que como contrapunto permite disfrutar muy entretenido al ir en coche por unos paisajes de quitar el hipo y viendo muy de cerca a la gente, parando a tomar cerveza en sitios de gente local, supermercados, etc….
Teníamos una furgoneta con A/C (y nevera con bebidas y hielo!!) de 10 plazas y un guía-conductor que estaba con nosotros disponible todos los días a todas horas (hicimos lo mismo en Kerala, India, merece la pena y no es caro). Se llamaba Wipul, el tío hablaba un inglés bastante jodido de entender pero nos terminamos acostumbrando y había situaciones divertidas. Terminamos llamándole Whirpool, Balay, Zanussi jaja. Tuvo que flipar con nosotros, vacilones pero exigentes con todo jaaj qué morro (“para en algún sitio guay donde podamos beber una cerveza muy fría”, y tal). Se ganó una buena propina cuando nos dejó en el aeropuerto. Condujo muy bien y nos llevó a mil sitios, llamaba a los restaurantes para reservar, le cambiamos varias veces los planes, y el tío siempre agradable.
El tráfico es caótico, conducen por la izquierda (como para alquilar un coche!) y apenas hay señalizaciones en las carreteras del interior. Los perros en los arcenes siempre parecían dispuestos a darnos un susto. Las veladas nocturnas en las terrazas de las habitaciones de los hoteles, con musiquita y roncito, los viajes en tuk-tuk, esas motos endemoniadas, temblorosas y tan divertidas (siempre negociando antes el precio), la temperatura tan agradable, todo lo que hemos vivido y conocido, los campos de té, tan verdes e infinitos, y además lo barato de verdad que nos ha salido todo, con el nivel de tralla que nos hemos metido, han hecho de este viaje una experiencia plena y muy agradable, habiéndonos dejado muchas cosas "obligatorias" por conocer, como el avistamiento de ballenas azules (era caro y sin garantía de verlas), safaris fluviales, orfanatos de elefantes, la antigua ciudad de Pollanaruwa (del siglo X, deshabitada) y otros sitios que fuimos descartando sobre la marcha, en función del tiempo empleado para ver otros sitios y para no forzar en exceso.
Muy interesante tener esa flexibilidad y poder improvisar. Es curioso, pero a pesar de la caña, ha sido uno de los viajes que más “descansados” hemos vuelto… aunque el jet-lag todavía nos sigue afectando.
Con un equipaje muy ajustado (el "callo" haciendo maletas es ya "de nota"), llegamos a Negombo (aeropuerto principal, a 1 hora de Colombo, la capital) el sábado 29 a las 9am, cambiamos moneda en el aeropuerto (1000 rupias = 6 eur…como las pesetas!!!), una humedad tremenda y unos 25-28 grados ya a esas horas. Nos esperaba el guía con la furgoneta y salimos a Peranediya, de camino a Kandy, a ver un Jardín Botánico impresionante y muy bien cuidado (60 hectareas, el mayor de la isla) que nos dejó alucinando por la enorme variedad de plantas y árboles gigantescos de un montón de orígenes exóticos. Pero estábamos cansados del viaje. Llegamos a Kandy, al hotel Earl’s Regency (http://www.earl-s-regency-kandy-sri-lanka.lakpura.com/), una gozada, en un marco que nos recordaba mucho a Costa Rica, por la selva que le rodeaba, la niebla en las montañas y unas vistas tan increíbles que evocaban la lejanía de España. Nada más llegar, nos dimos un masaje balinés de 1 hora (por 15 eur), un poco hard, y bañito solos en la piscina. Pena que no hubiese los masajes de Ayurveda que tanto disfrutamos en Kerala.
En Kandy, la segunda mayor ciudad de Sri Lanka y Patrimonio de la Humanidad, llena de edificios coloniales preciosos en torno a un gran lago, visitamos el Templo del Diente, que alberga una super-reliquia budista: un diente de buda que llevó escondido una princesa en su pelo; nos coincidió con una ceremonia al atardecer y fue muy especial: mucha gente y fervor para ver de cerca la “cripta”. Un poco chapa la música y las ofrendas, pero bueno.
Al día siguiente tuvimos uno de los momentos cumbre del viaje: la visita obligada a Sigiriya, una roca de 370 metros de altura que salía de la nada, como Ayers Rock en Australia, visible desde muchos kilómetros y también Patrimonio de la Humanidad. La fortaleza arriba construida es del siglo V y era supuestamente inexpugnable. Acojonante de verdad. Antes de la cima, y de unas garras de un león partía una escalera hacia la base de lo que fue la fortaleza de un rey y después un monasterio. Subir por las escaleras suponía desafiar al vértigo, sobre todo en su último tramo. 1.200 escaleras de vellón (y yo ya sin dolor de hernia!!, recién operado de urgencias el 17/dic). En la subida a la roca paramos en unas cuevas que fueron un descubrimiento arqueológico de primer orden, con unas pinturas rupestres del siglo XV de unas mujeres desnudas (del harén del rey). Increíble.
Los estanques que se conservan en la cima eran una pasada, contemplando un paisaje de selva cerrada e infinita, donde solo faltaban verse unos diplodocus a lo lejos moviéndose lentamente. Había bastante gente local arriba. Una velada increíble y unas fotos espectaculares. Al bajar vimos un árbol cuyas ramas se introducían de nuevo en la tierra, algo extraordinario.
No exagero si digo que Sigiriya ha sido quizás, junto con el Templo de Borobudur en Java, misterioso y abrumador, y Sapa en Vietnam, de una belleza inusitada, la experiencia más impactante que he tenido hasta ahora en mis viajes. Un guía local que cogimos solo para subir a la roca me ofreció arriba marihuana...
Durán Durán grabó allí un video (http://www.youtube.com/watch?v=arUNv6hhkPc) con unas buenas tomas aéreas (minuto 2,26), y también se rodaron allí escenas de Indiana Jones y el Templo Maldito.
De vuelta a Kandy paramos en las Cuevas de Dambulla, también Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, eran los refugios monásticos de los primeros ascetas convertidos al budismo. Posiblemente, el lugar visitado con historia más “impactante” del viaje: cinco cuevas visitables de una red mucho mayor, pintadas y esculpidas con 150 figuras de Buda con la friolera de más de 2.000 años de antigüedad. Sin palabras. Flipando en colores.
Al día siguiente tuvimos uno de los momentos cumbre del viaje: la visita obligada a Sigiriya, una roca de 370 metros de altura que salía de la nada, como Ayers Rock en Australia, visible desde muchos kilómetros y también Patrimonio de la Humanidad. La fortaleza arriba construida es del siglo V y era supuestamente inexpugnable. Acojonante de verdad. Antes de la cima, y de unas garras de un león partía una escalera hacia la base de lo que fue la fortaleza de un rey y después un monasterio. Subir por las escaleras suponía desafiar al vértigo, sobre todo en su último tramo. 1.200 escaleras de vellón (y yo ya sin dolor de hernia!!, recién operado de urgencias el 17/dic). En la subida a la roca paramos en unas cuevas que fueron un descubrimiento arqueológico de primer orden, con unas pinturas rupestres del siglo XV de unas mujeres desnudas (del harén del rey). Increíble.
Los estanques que se conservan en la cima eran una pasada, contemplando un paisaje de selva cerrada e infinita, donde solo faltaban verse unos diplodocus a lo lejos moviéndose lentamente. Había bastante gente local arriba. Una velada increíble y unas fotos espectaculares. Al bajar vimos un árbol cuyas ramas se introducían de nuevo en la tierra, algo extraordinario.
No exagero si digo que Sigiriya ha sido quizás, junto con el Templo de Borobudur en Java, misterioso y abrumador, y Sapa en Vietnam, de una belleza inusitada, la experiencia más impactante que he tenido hasta ahora en mis viajes. Un guía local que cogimos solo para subir a la roca me ofreció arriba marihuana...
Durán Durán grabó allí un video (http://www.youtube.com/watch?v=arUNv6hhkPc) con unas buenas tomas aéreas (minuto 2,26), y también se rodaron allí escenas de Indiana Jones y el Templo Maldito.
De vuelta a Kandy paramos en las Cuevas de Dambulla, también Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, eran los refugios monásticos de los primeros ascetas convertidos al budismo. Posiblemente, el lugar visitado con historia más “impactante” del viaje: cinco cuevas visitables de una red mucho mayor, pintadas y esculpidas con 150 figuras de Buda con la friolera de más de 2.000 años de antigüedad. Sin palabras. Flipando en colores.
Al día siguiente tomamos un tren en Peradeniya para ir hasta Nanu Oya (a unos 2.000 metros de altura). Unas cuatro horas de trayecto (nuestro guía hizo el mismo recorrido pero en la van con las maletas, perfecto). He de decir, que este viaje en tren, junto con la visita a Sigiriya, han sido lo más increíble del viaje.
En el tren, cómodo pero lento y desvencijado, fui casi todo el rato asomado en una de las puertas del vagón, sacando fotos y, francamente, fue algo muy especial, las vistas, los bosques, las estaciones de tren, la gente que veías y te saludaba sonriente, el comprar cacahuetes a los vendedores desde el vagón (y una especie de tortas de maíz, con red hot chili crudo aparte), los pueblos, las kilométricas plantaciones de té,…en fin, no tengo palabras.
La furgoneta nos esperaba en la estación de destino para llevarnos a Nuwara Eliya, una villa colonial de sabor inglés y clima más fresco, al Hotel Grand Hotel (http://www.grand-hotel-nuwara-eliya-sri-lanka.lakpura.com/) construido a finales de 1800, en plan colonial, y donde íbamos a pasar la Nochevieja. Visitamos gratis después de comer una plantación de té negro (Mackwoods) y nos explicaron en la fábrica todo el proceso de recogida y tratamiento, muy interesante.
Dicen que en Sri Lanka se fabrica el mejor té del mundo. Luego fuimos a pata al pueblo y vimos sus mercados de ropa de imitación y de fruta, donde compramos uvas verdes para la noche. Quedamos con Rafa, el tipo que nos preparó el viaje desde España. Por fin “nos vimos las caras”. Bebimos con él la decimoctava Lyons del viaje (cerveza local de 650 cl. a 1,5 eur) comentando las mejores jugadas y matizando aún más el resto que nos quedaba del viaje.
La Nochevieja empezó floja (un buffet bastante mediocre) pero fue "in crescendo" hasta que a las 2am la banda dejó de tocar porque solo quedábamos italianos y nosotros armando lío, montando congas y pidiendo más música. Bebíamos el Ron Zacapa 23 que trajimos desde España, directamente en nuestra mesa delante de los camareros, que no daban crédito pero no nos decían ni mú. El “animador” dijo que en el hotel estábamos gente de 20 nacionalidades, casi nada. Al final estuvo muy divertido, todos los camareros (eran muchos!!) venían a desearte el Happy New Year con mucha condescendencia y alegría desbordada.
Tras unos fuegos artificiales en el jardín, nos fuimos a dormir porque (además de hacer unos 15 graditos) al día siguiente teníamos un viaje de 5 horas en una sinuosa carretera de bajada gradual hasta el Parque Nacional de Yala, a pie de mar, donde habíamos cogido una noche el Hotel Chaaya Wild (http://www.chaayawildresort.com/index.html), acojonante, en medio de una Reserva (980 km2 aunque "solo" 140 visitables).
Tras unos rápidos bocatas de rigor en el porche de la habitación (lujosa y limpia) con el embutido que habíamos llevado de España, y rodeados de unos monos enormes junto a nuestros bungalows, comenzamos a las 3pm un safari en un jeep gigante y alto de 8 plazas: búfalos (dentro y fuera de las lagunas), un leopardo (muy difíciles de ver…a pesar de haber tantos), águilas, ciervos, elefantes (uno al lado nuestro pensándose si cruzar el camino justo delante de nuestro jeep, momentazo!!), antílopes, una especie de jabalíes enormes, pavos reales, garzas, cocodrilos, muchas aves de colores chillones, en fin, una gozada mayúscula.
En una playa de la reserva vimos los restos de una edificación arrasada por el tsunami que entró varios kilómetros en el Parque Natural de Yala, daba respeto. Nos dijeron que murieron 40 personas (guias y turistas,...) pero no se hallaron animales muertos ya que me metieron al interior.. El safari, viendo todo muy de cerca y sin barullo, fue otro momento cumbre del viaje, que destilaba autenticidad en todo lo que vivíamos. La cena en el hotel, de lo mejor que probamos, cayeron dos botellas de vino blanco argentino y californiano, y luego a la terraza del restaurante a tirarnos en unos sofás con velas y a seguir bebiendo el Zacapa 23 con los hielos que pedimos. Vaya lujo y qué temperatura de noche…. Al regresar a las habitaciones para dormir, algo acojonados por los carteles que prevenían del paso de animales salvajes por el camino. Sabíamos que no era broma.
En el check-out conocimos a unos señores de Las Arenas (Bizkaia), que venían de estar en Laos y estaban también entusiasmados con Sri Lanka.
Al día siguiente nos lo tomamos con calma y salimos hacia Koggala (aún más al sur), donde teníamos 3 noches de hotel antes de marchar. De camino, bordeando la costa sur de la isla, comenzamos a ver playas, preciosas pero ni de lejos paradisíacas como las de la vecina Maldivas, y algunas incluso con grandes olas.
El hotel, flojete (http://www.koggalabeachhotel.com/), aunque muy bien situado y unas vistas de lujo frente al mar. No pudimos reservar otro mejor ni con 3 meses de antelación, pero lo bueno es que fue una excelente base de operaciones para movernos, bien con “Whirpool” jaaj, que le teníamos a nuestra disposición, bien en un tuk-tuk (por 3 eur) que nos llevaba hasta Unawuatuna (4-5 km) a cenar o a hacer excursiones.
Unawuatuna nos recordó mucho a El Nido en Palawan-Filipinas (restaurantes con música, más adult-oriented, por la noche cenando en la misma arena a la luz de antorchas) y hemos leído que también a Goa (India), por su ambiente algo hippie y bohemio.
Hicimos un mañana de snorkel a una isla cercana en una lancha solo para nosotros, pero llovió a ratos y el fondo marino no merecía la pena (arrasado por el tsunami). Bastante bluff. Adelantamos el regreso y, al regresar a Unawuatuna llovió como pocas veces hemos visto (solo en Filipinas y en Costa Rica), exagerado, momento que aprovechamos para darnos un baño salvaje solo interrumpido por la llegada de descarga eléctrica que nos hizo salir del agua pitando. Sglups!.
Cenando en Unawuatuna, nos encontramos de nuevo con Rafa y nos presentó a un amigo catalán que llevaba allí un par de años y tenía pensado abrir un negocio de restauración, estaba buscando ubicación más bien…. Otra cerveza-magnum con ellos sirvió para reforzar todos la idea de que si se da el clavo mejorando –es muy fácil- los estándares locales en cuanto a servicio y calidad (bajos en general en Sri Lanka) puede ser un acierto redondo vivir y trabajar allí en un negocio, con la ayuda de un socio local que te abra puertas burocráticas, permisos y tal. En fin, yo me apuntaría dentro de unos años, no sé si en Sri Lanka, en el fondo siempre siento envidia de la gente que deja todo y se viene a estos sitios…luego cuando ves por la TV que dicen, pasado un tiempo, que ni se les ocurriría volver a España, me quedo siempre atontado cuando les oigo.
Visitamos también un lugar obligado: la ciudad vieja de Galle y su fuerte. También Patrimonio de la Humanidad, construido en 1663 por los holandeses, y de la que dicen es la ciudad “habitada” de Sri Lanka más interesante desde el punto de vista histórico. Verla al atardecer, pasear por sus calles estrechas, con un faro muy chulo, resultó muy relajante, con todo el legado que fueron dejando holandeses, portugueses e ingleses.
Lleno de elegantes pero muy antiguos cafés y hoteles, perderte por sus calles era como un viaje en el tiempo, lleno de edificios antiguos y singulares, prisiones,… cuya fecha de construcción era en casi todos de hace unos 300 años (periodo colonial holandés), con una conservación increíble.
En una tienda de ropa y joyas, su dueño nos enseñó en un portátil, todo emocionado, el capítulo de Españoles por el Mundo de Sri Lanka, donde sale él y su tienda. Aproveché para cambiar más dólares a un tipo de cambio buenísimo. En la ciudad “nueva” de Galle fue donde más gente murió con el tsunami de 2004, pero el Fuerte, de granito macizo, aguantó bien el embiste. En un salón de masajes, lo de los pececillos que “limpian” los pies. Divertido.
Cenamos al lado, en el mejor sitio recomendado en Galle (nº 1 en TripAdvisor), una terraza en lo alto de un edificio. No llegó a 15 eur y fue una gozada, como toda la comida especiada y picante que probamos…y sin tomar Omeprazol en todo el viaje!!.
El colofón al día siguiente fue visitar el hotel Kahanda Kanda, muy recomendable. Casi un destino obligado de visitar por extraño que parezca, pero también un pequeño secreto, por lo escondido que estaba; Rafa ya nos lo había recomendado y fuimos en la furgo (http://www.kahandakanda.com/).
Muy exclusivo y de solo 8 cabañas, sencillamente espectacular, todo muy cuidado y con unas vistas de flipar. Lo queríamos visitar solo por las rotundas críticas en guías y en TripAdvisor, uno de los mejores hoteles de la isla. Pareciera que iba a salir algún famoso por el jardín, en serio, un lujo.
Reservamos y comimos en un sitio privilegiado y el guía nos llevó a visitar una cercana plantación de té blanco (Handunugoda Plantation “The World’s Most Famous Virgin White Tea Plantation”) que resultó ser una velada increíble, hicimos una cata de 28 tés diferentes, charlamos con un descendiente del fundador, y pudimos ver de cerca, y fotografiar, cómo una señora estaba recogiendo con mucho esmero los primeros brotes de unas hojas de plantas de té. Aquí hacen el té que toman en Buckingham Palace, o eso ponía. Al regresar al hotel KK rematamos con unos gintonics y apuramos al máximo hasta la noche charlando tirados descalzos en unos sofás en un salón con un ambiente acojonante…seguramente ante la perplejidad de algunos huéspedes que estaban ya cenando…. pero estábamos tan a gusto…
Reservamos y comimos en un sitio privilegiado y el guía nos llevó a visitar una cercana plantación de té blanco (Handunugoda Plantation “The World’s Most Famous Virgin White Tea Plantation”) que resultó ser una velada increíble, hicimos una cata de 28 tés diferentes, charlamos con un descendiente del fundador, y pudimos ver de cerca, y fotografiar, cómo una señora estaba recogiendo con mucho esmero los primeros brotes de unas hojas de plantas de té. Aquí hacen el té que toman en Buckingham Palace, o eso ponía. Al regresar al hotel KK rematamos con unos gintonics y apuramos al máximo hasta la noche charlando tirados descalzos en unos sofás en un salón con un ambiente acojonante…seguramente ante la perplejidad de algunos huéspedes que estaban ya cenando…. pero estábamos tan a gusto…
Al día siguiente salimos ya para Colombo, a visitar un Mall y algún mercado local, pero no dió tiempo a entretenerse demasiado. Fuimos (imprescindible!) al restaurante The Ministry of Crab (http://www.ministryofcrab.com/gallery), increible.
Un lugar para ir a comer una especie de centollos-bueyes descomunales, ofrecidos en 9 tamaños!!, siendo el más grande el OMG!! ("Oh My God"). Mucho picante, perfecto. Nos enseñaron la cocina y fotografié donde los guardaban vivos y clasificados (“prohibido sacar fotos”). Vaya espectáculo.
Y todo por 20 eur por barba, incluyendo un white wine de Nueva Zelanda buenísimo. El lugar, de lo mejorcito de Colombo para comer. Una ciudad caótica con mezcla de modernidad y mercadillos abarrotados.
El Duty-free del aeropuerto nos permitió comprar colonias muy baratas, y tabaco (Marlboro a 1,5 eur), no así en Doha (Qatar) donde la escala de 3 horas en el lujoso aeropuerto (con mucho trajín, pues es el hub de Qatar Airways para el sudeste asiático, como lo es Dubai para Emirates) solo sirvió para ver precios similares a los de España, llamando la atención la increíble “densidad” de humo en la sala de fumadores (asqueroso!) del aeropuerto y que había wifi gratis (del de verdad) en todo el aeropuerto, increíble, algo que jamás he visto en ningún otro (siempre hay truco). Veías a todo el mundo con su Smartphone…aprovechando el tiempo de espera para surfear a tope.
Un lugar para ir a comer una especie de centollos-bueyes descomunales, ofrecidos en 9 tamaños!!, siendo el más grande el OMG!! ("Oh My God"). Mucho picante, perfecto. Nos enseñaron la cocina y fotografié donde los guardaban vivos y clasificados (“prohibido sacar fotos”). Vaya espectáculo.
Y todo por 20 eur por barba, incluyendo un white wine de Nueva Zelanda buenísimo. El lugar, de lo mejorcito de Colombo para comer. Una ciudad caótica con mezcla de modernidad y mercadillos abarrotados.
El Duty-free del aeropuerto nos permitió comprar colonias muy baratas, y tabaco (Marlboro a 1,5 eur), no así en Doha (Qatar) donde la escala de 3 horas en el lujoso aeropuerto (con mucho trajín, pues es el hub de Qatar Airways para el sudeste asiático, como lo es Dubai para Emirates) solo sirvió para ver precios similares a los de España, llamando la atención la increíble “densidad” de humo en la sala de fumadores (asqueroso!) del aeropuerto y que había wifi gratis (del de verdad) en todo el aeropuerto, increíble, algo que jamás he visto en ningún otro (siempre hay truco). Veías a todo el mundo con su Smartphone…aprovechando el tiempo de espera para surfear a tope.
Recomiendo Sri Lanka, menos caótico y desde luego más limpio que India, para gente aventurera, que le guste la historia grabada en piedra, la cultura y la naturaleza radiante; a nadie la va a defraudar un lugar que en un área geográfica tan compacta se ofrecen vestigios de templos, magníficas ciudades antiguas, paisajes espectaculares, variada fauna y flora, playas chulas, olores y gastronomía exquisitos, y la calidez y sonrisa permanente de la gente.
Poco mochilero, aunque daría para ello, es un destino barato que desde luego va a emerger con fuerza a corto y medio plazo y hasta es posible que se pueda poner de moda…en la medida en que se vayan trillando otros destinos y la gente quite el “miedo” a viajes de larga distancia (ahora que todo el mundo lleva ya viendo con mucha normalidad “Españoles…”, Callejeros,…) a precios muy razonables. Pocas compras, solo algo de ropa, té para regalar y, sobre todo, cardamomo, mucho cardamomo (para los gintonics) jaaj, también para regalar (todo no, eh?).
Poco mochilero, aunque daría para ello, es un destino barato que desde luego va a emerger con fuerza a corto y medio plazo y hasta es posible que se pueda poner de moda…en la medida en que se vayan trillando otros destinos y la gente quite el “miedo” a viajes de larga distancia (ahora que todo el mundo lleva ya viendo con mucha normalidad “Españoles…”, Callejeros,…) a precios muy razonables. Pocas compras, solo algo de ropa, té para regalar y, sobre todo, cardamomo, mucho cardamomo (para los gintonics) jaaj, también para regalar (todo no, eh?).
Dos horitas de escala en Madrid y de vuelta a Bilbao.
Un viaje muy completo, no tan agotador como puede parecer, pero imposible hacer tanto en tan poco tiempo, quizás 2-3 días más hubiera estado ok…pero el 7/enero había ya que trabajar.
Felicidades por tu experiencia Oscar! Hace mucho tiempo que vengo pensando en viajar a Sri Lanka y aun no me decido. Tu articulo y experiencia de viaje me han animado un poco! Veremos que destino depara este 2020 para mi... un saludo!
ResponderEliminarQue bonita ruta hicieron, estaba buscando información sobre viajes Sri Lanka Maldivas y su post me ha ayudado mucho. Enhorabuena!!
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