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30 diciembre 2011

INDIA (KERALA) & DUBAI 2011 december

El viaje ha resultado ser una pura delicia en todos los sentidos, no sé si poner por delante el tacto, por aquello de los masajes, luego la vista, espectacular, el gusto (la gocé), el olfato (las especias) y el oído (ommmmm). 

Kerala. Una zona increíble. Un paraíso. Solo +4,30h. de diferencia con España. Muchísimas palmeras por todos los sitios (y lo difícil que era conseguir un coco natural…). Muy pocos turistas a pesar de ser “high season”. Vimos poca pobreza y un alto caos circulatorio, residencial y, en algunas zonas, más “basura” de la deseable, algo cultural en India, qué le vamos a hacer. Temperatura 34º max, 24º min, el cielo siempre super-despejado. Pocos mosquitos, alguno mordió pero el Relec Extra-fuerte y las pastillas de de B6/B12 cumplieron con creces su trabajo. Los precios resultaban en todo momento MUY baratos, por lo que pudimos estirar mucho el presupuesto, la verdad es que vas con euros y eres "capitán general". Cambiábamos billetes cada  2 días, pero la diferencia de t/c era escasa y aceptaban tarjetas en muchos sitios…

Antes de ir negociamos un paquete a la medida con un receptivo hindú con los hoteles a los que queríamos ir (mucha investigación en TripAdvisor) y la ruta que queríamos hacer a priori, basándonos en la Lonely Planet y en experiencias de foros de viajes; además, tuvimos los 8 días un guía en inglés (Benny) a nuestra disposición 24h. en una cómoda furgoneta.

Los vuelos fueron razonablemente cómodos y muy convenientes. La idea era recorrer Kerala desde Trivandrum hasta Kochi. Para la ida fuimos con puntos Iberia hasta Madrid y luego hicimos con Emirates un Madrid-Dubai-Trivandrum (nuestro destino) y, a la vuelta, Kochi-Muscat(Omán)-Dubai-Madrid. El único inconveniente fueron las 5h. de espera en Omán, pero lo resolvimos pagando 14 eur en la sala VIP del aeropuerto, para cenar, dormir en sofás y desayunar, un concepto que no existe en España por el cual–sin tener tarjeta oro de frequent-flyer- puedes entrar... si pagas. Un acierto. 

Pero el viaje nos deparó muchas sorpresas.


Llegamos el 31/dic por la mañana. Los primeros tres días estuvimos en Kovaram en un hotel (http://www.turtleonthebeach.com/) muy guay cerca de una playa concurrida de día y de noche solo por hindús. Nos encantó por la localización, los desayunos (siempre viajamos solo con desayuno) y el servicio. Antes de la cena, bajamos a la playa, estaba a tope de hindús y también mucha policía (que no volvimos a ver en todo el viaje).

La Nochevieja fue increíble, al aire libre cenando en plan buffet hindú, con clientes del hotel y también no clientes; un escenario con bailarines haciendo números de Bollywood, música disco a tope, fuegos artificiales...en cuanto se nos pasó la tontería del cambio horario, resurgimos y terminamos bebiendo una botella de Ron que llevé, con los hielos y limas que los camareros nos servían. El 1er día nos pegamos un masaje completo de esos que hacen época, con la técnica local Ayurveda, con chorro de aceite en la frente, que en mi opinión es algo mágico e irrepetible en otros países.

Los días los distribuimos moviéndonos por la zona en un radio de 20 km.: un día fuimos a Poovar, cogimos una lancha y, ría arriba, en plan Amazonas, llegamos a su desembocadura, donde comimos en un hotel flotante por el que previamente pasamos para reservar y llevarnos unas cervezas (allí son todas de 650 cl) sin bajarnos de la lancha eligiendo los pescados para comer, con esto ya he dicho todo. En la playa nos abordaron un montón de chavales de 15-17 años dándonos abrazos “Happy New Year!!!”.

Otro día fuimos a otro hotel impresionante (Somatheeram) en Chowara, con una playa privada gigantesca, preciosa, donde paseando por la orilla veíamos -en la distancia- a gente "giñar" discretamente en la orilla y se iban como si nada dejando el mondongo allí....esperando que la marea se encargue jaja. Dicho así, como que suena mal pero todo resultaba diferente y auténtico. Hablamos de una playa, más allá de la del hotel, de muchos kilómetros, con barcos de pesca atascados en la arena esperando a que anochezca para salir a la mar. Idílico. Comimos y usamos las instalaciones del hotel, una gozada, estaba en una colina y tenía un ascensor muy cutre para bajar a la playa.






























Pero antes habíamos ido al Doctor Franklin’s Panchakarma Institute Research Center (http://www.dr-franklin.com/) en Thiruvananthapuram, un centro de esos a los que uno iría un mes entero a curarse de todo: multitud de masajes ayurveda en un entorno de paz y harmonía, yoga, jardines, gente europea bohemia con su portátil, y un médico que –de manera personalizada- nos recetó un montón de medicamentos ayurvédicos (a 4 pelas) para las dolencias y males de cada uno, compramos todo tipo de cremas,…estaban a menos de 1 euro, para golpes, artritis, en fin. Impresionante. Nos dimos un masaje completo, en pelotas integral. Tremenda experiencia. 

El resto del día, horas lo pasábamos visitando la playa junto al hotel por la noche y cenando al aire libre el equivalente a unas nécoras que había por allí, cocidas pero con salsa al ajillo, deliciosas, y escondiendo las cervezas y el white wine que nos servían (la mayoría de restaurantes no tiene licencia de alcohol y te lo sirven con mucha discreción). El alcohol tiene un 100% de impuestos y solo lo vende el gobierno en algunas, pocas, tiendas especializadas, en las que las colas son increíbles. El Marlboro a 1 euro.


El 4º día prometía. La ruta en furgoneta hacia el norte nos deparó paisajes preciosos y parábamos en algún pueblo a comprar agua, comida y chuches. No veíamos ni un extranjero.

El plan era atómico, habíamos reservado un barco, para estar un día y una noche navegando por los famosos “backwaters” (canales) de Allepei.
(http://www.evergreen-kerala.com/gallery.html).

Bueno, para qué quieres más, cuando llegamos al embarcadero y empezamos a ver los barcos que había dijimos, mira, estos son como los que hemos visto por internet, con sus techos como de bambú, sus camarotes…pero fuimos andando por la rivera hasta que nos encontramos un barco de lujo, grande y mucho más largo que los demás, con solo un año de antigüedad y tres camarotes con cama grande y a/c, baño individual de agua caliente, un comedor acristalado con a/c y, en parte delantera, una sala de estar con butacones y colchón para tirarse. Era el nuestro!! . La parte delantera "semi" al aire libre, a poca velocidad, tres tripulantes. Comida, cena y desayuno. 

Nuestro amigo Nacho cocinó unos langostinos-tigre al ajillo en el pasillo del barco, junto a un lavabo, en una cacerola jajaja, ante la expectación de los cocineros que no habían probado nunca aceite de oliva (allí solo hay de coco). La experiencia fue inenarrable, vimos anochecer, nos dieron las tantas con música y ron, vi amanecer y, es de esos momentos en los que uno piensa lo lejos que está de su país, cuando solo se escucha el tenue sonido del motor de la embarcación y el ruido que hacían las madrugadoras mujeres lavando la ropa en la orilla de los canales golpeándola con fuerza, parecía que alguien talaba árboles con un hacha

Los canales eran anchísimos e iban a parar a un lago descomunal. Hicimos una parada en un village y aprovechamos para darnos otro masaje ayurvédico impresionante, si bien el sitio era bastante cutre, jaja no paramos de descojonarnos, en pelotas y tal, la ducha allí mismo fue inverosímil, en un cuartucho lleno de mosquitos echándome yo mismo cazos de agua tibia por la cabeza mientras entraban varias veces a darme jabón, una linterna,…surrealista. 

Tuve en mis manos un langostino del lago, que era como una langosta de grande, recién pescado. Vaya sobrada.

















Al día siguiente nos dirigimos a uno de los mejores hoteles en los que quizás he estado en mi vida, el Zuri Resort, en Kumarakom (http://www.thezurihotels.com/kumarakom/photo-gallery.html) del que leímos que en 2007 y 2008 quedó como el mejor Resort-Hotel-Spa de India, casi nada, en la orilla del Lago Vembanad de 200 km2 de extensión. 

A Benny le dimos dos días libres (alucinó). Dentro del hotel estaba el Maya Spa, el mayor spa del sur de India. Las habitaciones eran gigantes, con vistas a un lago interior, jardín, donde durante dos noches en la terraza-jardín bebimos cervezas, vino y ron, con musiquita que llevé, en unas noches mágicas de relajación y buen palique. La piscina, una gozada. Había bicicletas para ir por el resort, gigante, pero te las cogía cualquiera si la dejabas aparcada, y tú hacías lo mismo. En uno de los restaurantes ponían a la hora del desayuno Pixies, Green Day,... en fin, todo resultaba muy sorprendente. 

Me dí tres masajes, todos distintos, y sacamos chispas a la piscina, jacuzzi, sauna, baño turco,…vaya instalaciones…una noche salimos solo los mayores a visitar las inmediaciones y alquilamos un “Ato” (mini-moto-taxi de tres plazas, que hay miles por todos los sitios, endiablados y divertidos) pero visto el percal (no había sitios guays para tomar algo, solo cenar) regresamos pronto al hotel para cenar unas langostas a la plancha en un restaurante aparte dentro del propio resort con una sopa deliciosa super-picante y una botella de vino australiano…joder contado así, pareceremos millonarios, pero todo estaba tirado de precio.








La última noche en el Zuri decidimos, y vaya acierto, que no íbamos a ir a Kochi a pasar la última noche (teníamos reservado el hotel). Cambio de planes. Fuimos en 4 horas de coche al Periyar Wildlife Sanctuary, una reserva natural de casi 800 km2, de mucho prestigio en India, ya más en el interior, a 1200 metros de altitud, 4 horas por una carretera espectacular, velocidad media 60 km. 
Ya a esas alturas yo, que siempre iba despierto para ver cómo conducía nuestro conductor, sin parar de adelantar y tocando la bocina. Pero estaba muy tranquilo ante el riesgo de accidente, todo parecía estar bajo control y los adelantamientos de peligro ya no me preocupaban. 

Estábamos rodeados de plantaciones de té, un paisaje precioso, y nos estábamos metiendo en la tierra de la especias, rodeados de montañas. Fuimos a otro hotelazo, a pocos metros de la Reserva, que reservamos por teléfono, el Spice Village (http://www.karmakerala.com/details/spice-village.html), lleno de jardines de especias y con todos los árboles clasificados. Elefantes, tigres (no vimos), antílopes, perros salvajes, bisontes, jabalís, tortugas,…cogimos un barco para dar un paseo por un lago artificial de 25 km2 que los ingleses construyeron en 1895 y vimos muchos animales en las orillas. La temperatura sería de unos 23 grados, había bajado ya mucho.








Cuando regresamos del barco, una manada de monos enanos y enloquecidos se pusieron a robar cosas a la gente, ropa, bolsas, un mono al lado mío mordía como un descosido un tetra-brik de zumo como si fuese lo último que haría. Al regresar a la furgoneta, nos tuvieron retenidos para dejar pasar en paz a tres elefantes que iban muy despacio a unos 30 metros nuestro mientras un guarda tenía un rifle en la mano a mi lado. Fue una aparición, con la sensación de que –en ese entorno- los que sobrábamos éramos nosotros. 

Con ciertas dudas por el maltrato animal y el turismo responsable, fuimos a dar un paseo en elefante por la selva, media hora, increíbles las agujetas y el acojono inicial de montarte y ver el bamboleo. Incómodo. Varias personas iban a un metro nuestro para –creemos- evitar que nos tirara si el animal quería comer algo o se asustase por alguna serpiente o bicho. Una pasada, le hablaban y él respondía a las instrucciones, acojonante.

Paramos en una fábrica de especias y compramos varias cosas, luego ya en el pueblo, Thekkady, compramos más: jabones, cremas, guindillas grandes, cayenas molidas, cardamomo (esos gin-tonics!!), pimienta blanca, verde y negra, en fin, emocionados. Antes de cenar hicimos unas compras de figuritas y algunas cerámicas…

El Hotel (donde había estado Paul MacCartney) nos recordó a algunos de Costa Rica, todo muy ecológico, y al cenar en uno de los restaurantes del hotel a la carta éste estaba junto a una especie de pub inglés con una enorme mesa de billar, con las paredes repletas de fotos muy antiguas en blanco y negro de Kerala, de la época colonial en plan Memorias de África, que era lo que nos evocaba.

Cenamos con velas al aire libre, junto a una fogata, con sudadera (increíble) porque hacía fresco, y con música hindú en directo tocada por un tipo sentado en el suelo que en plan faquir hacía sonar un instrumento de cuerda extrañísimo creando un ambiente especial. Una velada deliciosa.

Al día siguiente, salimos hacia Kochi, desde donde salíamos esa noche.

Visitamos una zona portuaria bastante degradada, famosa por las redes chinas de pescadores, unos extraños inventos de pesca, en un entorno en el que multitud de puestos te vendían el pescado y luego ibas a un restaurante a que te lo cocinaran. Curioso y muy pintoresco. Nos metimos en el hotel al que habiamos renunciado por ir a la Reserva Natural (la cancelación no compensaba dejar de usarlo y lo teníamos pagado). Una ducha rápida, rehacer las maletas y a un centro comercial de camino al aeropuerto, desde donde volaríamos a Muscat, la capital de Omán.
El centro comercial fue la bomba, compré un montón de ropa en una tienda oficial (sí) de Pepe Jeans (todo a 10 euros cada cosa) y cuando voy a pagar le digo que si me hace descuento y me dice que sí, que un 40%!!: Porque andábamos ya muy mal de tiempo, que si no me llevo más...

En el vuelo Kochi-Omán (4 horas) me olvidé la cámara de fotos en el avión, con unas 300 fotos y videos, todavía no me he recuperado. Cuando me dí cuanta en Omán, el avión había salido ya hacia otro destino. Aún sigo con emails cruzados con Atención al Cliente de Jet Airways para ver si saben algo, pero ya la doy por perdida. Menos mal que saqué muchas fotos con el Iphone pero desde luego se me van a esfumar muchos recuerdos.

El aeropuerto de Omán estaba lleno de gente con pinta todos -con perdón- de talibanes, sglups, bastante burka y mucha prenda musulmana, un espectáculo visual para actuar con mucho respeto. 

El vuelo Omán-Dubai con Emirates despegó con hora y media de retraso, lo que provocó que no nos diese tiempo a tomar el Dubai-Madrid a las 7,15am. Emirates asumió su culpa y nos pagó una (inesperada) noche de hotel en Dubai, donde estuvimos un día entero.






















Estar en Dubai, por inesperado, nos pareció un regalo de los dioses. Tras un desayuno tremendo en el hotel (incluído), cogimos a las 11am típico tour de 4 horas para recorrer la ciudad y parar en un montón de sitios que hasta incluyó tomar un barco por unos canales, lo que nos sirvió para ver lo más interesante. Estuvimos en la playa junto a la famosa Torre Arch, construída en el mar. 

Estábamos alucinados con todo lo que veíamos, pudimos hacer compras rápidas en un mercadillo y de vuelta al hotel nos bajamos del tour para ver por nuestra cuenta el aquarium más grande del mundo que, casualmente estaba “dentro” del centro comercial más grande del mundo ("The Dubai Mall”) con 1200 tiendas y justo junto a la Torre Burj Khalifa, con 828 metros de altura y 162 pisos, la más alta del mundo (inaugurada en enero-2010 tras casi 6 años de obras), sobre un lago enorme que ponía espectáculos de luz y sonido diferentes cada 15 minutos (chorros de agua y luz desde el lago al ritmo de música árabe semi-disco). Me acordaba de Mision Imposible 4 que la había visto hace poco y salía la Torre. Te duele el cuello cuando la ves desde abajo, no hay palabras, como todo en Dubai, un exceso. 

Cenamos en un restaurante justo en frente del rascacielos y fue apoteósico: cada 15 min. nos levantábamos para disfrutar del espectáculo, cuyas luces eran seguidas por efectos de luces sincronizados en el rascacielos y el audio sonaba por los bafles de todos los restaurantes, en fin.

Dubai nos impresionó pero no creo que se justifique una estancia superior a 2-3 días. Todo es artificial, majestuoso, sobrado y hay metida tanta pasta y hay tanto lujo que uno piensa que corre el riesgo de desaparecer todo en cualquier momento, por guerra, por crisis, por falta de inversión de mantenimiento,….pero nos encantó. Mucho cochazo y muy poca gente paseando por esas enormes avenidas con palmeras sobre interminables céspedes de campo de golf increíblemente bien cuidados, …y unas casas/chalets de infarto, contrastando con rascacielos imposibles. Es para verlo.

Excesivo aunque atrayente. Hasta el aeropuerto es tan descomunal y tiene tantas tiendas que uno no sabe dónde acaba…y está petado de gente (Emirates usa Dubai como hub de escala para cientos de destinos en todo el mundo).

El vuelo a Madrid (7 horas) fue una gozada, nos tocó la salida de emergencia e íbamos como reyes. Más de 1000 películas para elegir y una comida aceptable es lo que tiene Emirates de la que dicen es de las mejores lineas aéreas del mundo. En Junio volaremos a Filipinas también con Emirates, Madrid-Dubai-Manila…

Al llegar a Madrid justo un dia más tarde de lo previsto, habíamos perdido el Madrid-Bilbao con Iberia y al haber justo huelga de pilotos, no hubo manera, así que sin más eché mano del seguro de Asistencia en Viaje de mi tarjeta de crédito, alquilamos en Avis un Peugeot 508 y nos vinimos a Bilbao como señores, no sin antes parar en Lerma y en Casa Antón para, cómo no, meternos un buen lechazo asado para recuperar fuerzas jaja. El seguro nos pagó todo.

Una gozada de viaje!.

3 comentarios:

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    India Viajes

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